El nuevo servicio de diálisis del hospital Álvarez-Buylla de Mieres ha empezado con fuerza. En apenas dos meses, los profesionales del área sanitaria del Caudal ya han dispensado un millar de tratamientos a pacientes aquejados de patologías renales. La hemodiálisis, que entró en funcionamiento a finales del mes de septiembre, ha sido la gran novedad en la cartera de servicios del centro sanitario de referencia en la comarca.

Según explicaron fuentes sanitarias a este diario, el servicio ya funciona a pleno rendimiento, con dos turnos diarios, que permiten atender a 32 pacientes. Gracias a estas cifras, ya se han practicado más de mil dializaciones. Todos los usuarios del servicio pertenecen al área sanitaria VII (que incluye los concejos de Mieres, Aller y Lena), facilitando así que los pacientes no tengan que desplazarse a otros hospitales y en horarios nada cómodos.

La puesta en marcha de la hemodiálisis en el centro de Nuevo Santullano no estuvo exenta de polémica. Primero fue un conflicto laboral lo que retrasó su puesta en marcha. En principio, la Consejería de Sanidad tenía previsto conceder la gestión del servicio a Cruz Roja, entidad con la que mantiene una colaboración y que venía dializando a los pacientes del área del Caudal en Oviedo. Sin embargo, los profesionales sanitarios, apoyados por la administración local y los vecinos, exigieron que fuera personal del Sespa el que dispensara el servicio. Tras una intensa negociación, la Consejería cedió.

El último problema fue administrativo. El proceso para la adjudicación de las máquinas dializadoras fue impugnado por una de las empresas participantes, lo que dilató la distribución de los aparatos al hospital mierense.

Finalmente, y después de todas las trabas, el servicio entraba en funcionamiento a finales del mes de septiembre. Lo hizo además con unos dispositivos que son de los más modernos del mercado. Están equipados con las últimas tecnologías, y además fueron estrenadas por los pacientes del área del Caudal. La función de los dializadores es la de sustituir artificialmente las funciones que el riñón realiza en el cuerpo humano. Por ello, los pacientes con alguna patología renal deben de someterse a estos tratamientos casi a diario.

El funcionamiento de las máquinas es aparentemente sencillo. La sangre del paciente pasa a la máquina a través de una vía. El dializador pasa la sangre por un filtro para limpiar los residuos. Posteriormente, devuelve ya la sangre al cuerpo del paciente en perfecto estado.