La psicóloga de "Mentes criminales"

María Fernández-Fidalgo impulsa desde Mieres la innovadora terapia de EMDR, un método para tratar el estrés postraumático popularizado en series norteamericanas

Fernández-Fidalgo, en una sesión de EMDR en su clínica de Mieres. GEIJO

Tara es una niñera que, hace tres años, logró escapar de la casa en la que estaba secuestrada. Su raptor la sometió a un fuerte maltrato físico y, ahora, Tara sufre amnesia por estrés postraumático. Un grupo de psicólogos la están tratando en una sala con una terapia de EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing), una técnica que se basa en los movimientos oculares para la curación de traumas. Este es el relato de una escena de la serie norteamericana "Mentes criminales". Tara no existe y tampoco el grupo de psicólogos que la están tratando en una sala. Pero la terapia EMDR -en castellano, Desensibilización y Reprocesamiento a través de Movimientos Oculares- es real y se ha convertido en una innovadora técnica psicoterapéutica para pacientes que sufren estrés postraumático y otras patologías. La psicóloga María Fernández-Fidalgo, con consulta en Mieres, está entre los pocos profesionales españoles expertos en este método.

El funcionamiento del EMDR es muy visual. Quizás por eso, el método se ha popularizado a través de series y películas norteamericanas como "Mentes criminales" o "CSI". María Fernández Fidalgo destaca que "está bien que la terapia se de a conocer en los medios de comunicación, aunque no se ve todo el proceso y puede generar confusiones".

Las películas muestran la parte más visual, cuando el terapeuta oscila los dedos ante los ojos del paciente, en estado de vigilia, para estimular así los movimientos oculares. La realidad es mucho más compleja. "Nuestro cerebro es como un ordenador, desde que nacemos procesa información constantemente, dejando grabados en nuestra memoria los recuerdos o experiencias personales", afirma la terapeuta de Mieres, que tiene otra consulta en Oviedo.

Algo falla cuando se produce un suceso traumático: una violación, un secuestro, un abandono o una humillación. Todo lo que percibe entonces el cerebro, desde el olor hasta los ruidos de fondo, se almacenan junto al hecho traumático. Se aíslan del resto de recuerdos de una forma disfuncional y no llegan a procesarse correctamente. Nunca llegan al "disco duro" del cerebro. Las culpables de este proceso son las hormonas del estrés: la adrenalina y el cortisol.

Los pacientes llegan a consulta asustados. El trabajo previo del EMDR consiste en la anotación de todos los hechos traumáticos que guarda el cerebro de una persona. Una vez estudiados, empiezan las sesiones de reprocesamiento. El terapeuta estimula los movimientos oculares pidiendo al paciente que siga sus dedos, que se mueven de forma alterna de un lado a otro. Esta estimulación visual puede completarse o intercambiarse con otras estimulaciones; táctiles, a través de toques (tapping) en ambas piernas o sonidos. Así se consigue una relación fluida entre los dos hemisferios del cerebro: el derecho (que guarda la información emocional) y el izquierdo (que guarda la capacidad de análisis y el razonamiento).

María Fernández-Fidalgo explica que "durante la utilización del EMDR, los recuerdos relacionados con el trauma se van reprocesando dentro de una situación de seguridad y contexto terapéutico. En muchos casos, se abren determinadas 'cajas' de nuestro cerebro que producen respuestas intensas en el paciente ". Ésa es la parte menos amable del proceso, la que no aparece en "Mentes criminales".

María Fernández-Fidalgo es licenciada en Psicología y Máster en Psicología Sanitaria y Práctica por la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo-Conductual (AEPCCC) y la European Foundation of Psychology. Es una de las socias más jóvenes de la Asociación Española de EMDR. La técnica, desarrollada por la doctora Francine Shapiro en Estados Unidos, está en fase de ensayo para tratar otros problemas psicológicos: ansiedad, agorafobia y depresión, un proyecto experimental en el que participa Fernández-Fidalgo y que "está dando muy buenos resultados". El tratamiento está avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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