Los planes de la dirección de Hunosa para con los economatos eran claros y su venta, lógicamente, respondía a una acuciante necesidad de ahorro. En el año 2013, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) -máxima accionista de Hunosa- había instando a la empresa pública a ahorrar en torno a 75 millones de euros en los próximos ejercicios. Y en ese plan de ajuste que se marcó la dirección de Hunosa, también entraban los economatos, con los que se esperaban ahorrar unos 15 millones de euros sin contar el precio de la venta.
Los cálculos que manejaba la dirección de la hullera estatal eran sencillos. Tenía estimado el coste de mantenimiento y gestión de los economatos en unos 3 millones de euros anuales. Teniendo en cuenta que la vigencia del plan de empresa era de cinco años -entre 2014 y 2018-, Hunosa esperaba ahorrarse unos 15 millones de euros con la venta de las superficies comerciales. Además, a este ahorro debería de sumarse el precio por el que se cerrase la operación de transferencia.
La cuenta de la lechera
Sin embargo, las cuentas, como las de la lechera, se han ido al traste. Y es que el traspaso de los economatos ya lleva dos años de retraso sobre lo previsto. Ateniéndose a las cuentas de la propia Hunosa, el máximo que ahora se podría ahorrar con la venta sería de 9 millones de euros, siempre y cuando los vendieran de inmediato. Y ese supuesto, a día de hoy, no parece demasiado probable.
