Diasa Pharma, la empresa farmacéutica quebrada en Turón hace un lustro, aún no ha saldado su deuda con los trabajadores. La administración concursal de la firma, que llegó a contar con más de un centenar de empleados, no ha pagado los más de 20.000 euros que nunca llegaron a percibir los últimos trabajadores de la planta. Solo podrán hacer frente a la cuantía, que se corresponde con salarios y pagas extras impagadas, cuando liquide las dos naves que ocupaba la factoría en el polígono de la Cuadriella.
La historia de Diasa Pharma fue muy corta. La empresa empezó a funcionar en 2004, con una importante inyección económica de fondos mineros. Los primeros problemas aparecieron en 2009, cuando los trabajadores no recibieron su salario. El socio mayoritario de la firma, Manuel Adenso, afirmó que estaban afrontando un problema puntual con Sadim, filial de diversificación de Hunosa que participaba en el proyecto.
El conflicto se alargó en el tiempo y la firma se declaró en concurso de acreedores. Aparecieron varios compradores interesados en la factoría pero, en 2011, el juez dictó la liquidación de la empresa. Diasa acumulaba una deuda de quince millones de euros. Empezó entonces un largo proceso para liquidar la planta, que incluyó la venta de las oficinas exteriores y los vehículos. Las dos naves, el laboratorio y el almacén, no encontraron comprador.
Los sindicatos con representación en la firma aseguran que la venta de todos los activos es "fundamental" para que los trabajadores cobren la deuda. Los principales afectados son doce empleados que continuaron en la factoría hasta el final, a la espera de que apareciera un comprador. Estuvieron trabajando con la promesa de que aparecería un proyecto ilusionante. Ahora, dicen, se sienten "engañados" por los socios mayoritarios de Diasa Pharma, por la administración concursal y también por la filial de diversificación de Hunosa.
