Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

Diego Llorente (Pola de Siero, 1984) ha cambiado de registro en su tercer cortometraje, «Casa». Los dos anteriores, «Respirar» y «Luz» -ambos presentados en la Casa de Cultura de la localidad con un clamoroso éxito de público-, hablaban de temas como la soledad y la muerte, de una forma silenciosa, pausada y sin apenas diálogos.

El tercero, sin ser trepidante, algo que por otra parte sería impropio de él, es una trama protagonizada por jóvenes, habla de asuntos de jóvenes y tiene mucho diálogo (tanto que su propio autor -genio y figura- asegura que echa de menos «algo más de silencio»). El guión ganó el segundo premio en el certamen de nuevos realizadores del Principado del Festival Internacional de Cine de Gijón de 2007. Gracias a este premio, y a una subvención de 2.000 euros de la Fundación Municipal de Cultura, el presupuesto de este trabajo alcanza los 14.000 euros, una diferencia más que considerable con los dos anteriores, que costaron, respectivamente, 800 y 1.200 euros.

Una historia polesa

Diego Llorente se ha propuesto hablar de lo que mejor conoce. En buena lógica, su pueblo debía ser, inevitablemente, el marco de la acción, y así fue. «Elegí la Pola porque se trata de una historia bastante local. No digo que lo que cuento no aspire a ser universal, pero creo que es una historia bastante polesa. No se podría hacer en otro sitio», señala.

Y no sólo porque es su paisaje, sino también porque las circunstancias de la trama hacen necesario que se desarrolle «en un pueblo, que se note el aburrimiento, ir al bar y que no haya nadie», según sus palabras. Los paisajes de este cortometraje son la calle Marquesa de Canillejas, las calles peatonales del centro, la escalinata de la iglesia de San Pedro, el discobar El Jota y, una vez más, su propia casa.

El rodaje se llevó a cabo en dos jornadas agotadoras. La primera, entre las diez de la noche y las ocho de la mañana; la segunda, al día siguiente, entre las seis de la tarde y las ocho de la mañana. «Tomaríamos una docena de cafés por cabeza». El reparto está formado por Beatriz Corte y Deviz Sánchez, ambos de Oviedo, que interpretan a la pareja protagonista, María García-Avello, de Gijón, y Rufo Pérez, de Pola de Siero, que encarnan a dos amigos de los protagonistas. En este caso, el director de fotografía, David Suárez, también es de Pola de Siero.

La cinta ha contado, además, con muchísimos colaboradores, entre los que están los padres del director, que hasta ahora siempre han arrimado el hombro, bien haciendo cameos o convirtiendo su casa en un plató.

En esta ocasión su trabajo fue de organización. Una de las escenas se desarrolla en la confluencia de la calle Marquesa de Canillejas con la avenida Ildefonso Sánchez del Río. Es un amago de atropello que ocurre a última hora de la tarde, la hora más difícil de iluminar, porque hay tan sólo unos minutos de luz. El caso es que el rodaje se llevó a cabo en el puente del 1 de mayo, y el movimiento de gente y vehículos por la zona no era poco. Los padres de Diego Llorente, y también los de Macarena García Avello, se encargaron de parar a la gente y a los coches (había que esperar que tuvieran la gentileza, porque nadie estaba obligado a hacerlo) escondidos fuera de plano en las calles adyacentes.

El rodaje de esta escena fue muy difícil por la suma de todas estas razones. Cuando no fallaba la luz surgía un espontáneo que soltaba una voz o un grito extemporáneo, entraba en plano algún despistado o aparecía un coche donde no debía. Al final, tras diez o más tomas, se consiguió.

Idioma local

El autor del cortometraje quería que no sólo el paisaje, sino también el idioma, fuera local. Los personajes femeninos de la historia vienen de fuera, y hablan castellano, pero los masculinos, especialmente entre ellos, hablan «en poleso», es decir en ese asturiano mezclado con castellano que se habla en la Pola y en la zona centro. Llorente tenía muy claro el idioma desde el primer momento: tanto hablar en castellano como en asturiano normalizado sería, según su criterio, «traicionar a los personajes».

El autor, a falta de ver el resultado final tras el montaje, cree que ha dado un salto cualitativo importante con este tercer corto. Se estrenará oficialmente en el Festival de Gijón de este año, y habrá, como ocurrió con los anteriores trabajos, una presentación en la Casa de Cultura de Pola de Siero, en la que todo el mundo tendrá la oportunidad de observar cómo se ve su pueblo desde dentro pero desde otro ángulo.