Candás, B. F.

El nuevo plan urbano afectará decisivamente a los vecinos de Carreño. Por una parte, se dibujará la zona de expansión del núcleo urbano candasín, pero, por otra, también se decidirán las condiciones de edificación en las parroquias. Esto tiene especial importancia en las más cercanas a Candás. Es el ejemplo de Perlora, donde existen numerosos propietarios que desean edificar en algunas parcelas. «Son muchos los casos en los que los jóvenes se tienen que marchar fuera del concejo porque no nos dejan construir en nuestras parcelas», explica María del Mar del Río, que posee unos terrenos en la parroquia perlorina. Estos propietarios pretenden edificar en terrenos de su propiedad para que sus descendientes puedan quedarse a vivir en el concejo.

Además de la problemática por la normativa que les impide edificar en sus parcelas, los vecinos insisten en un perjuicio también económico. «La gente está muy cabreada, y si en junio no hay respuesta a nuestras peticiones, valoraremos la posibilidad de iniciar trámites legales», asegura esta vecina.

«La riqueza la genera la población asentada», asegura Del Río, para quien Perlora «no tiene que perder la fisonomía que tiene de pueblo, entre rural y residencial, que forma parte de su encanto». Por esto, es posible, en su opinión, que el nuevo plan permita ampliar la zona edificable. «Nadie en Perlora reniega de una parroquia eminentemente rural, porque es su herencia y la gente vive a gusto con ello, pero la marcha de nuestros jóvenes, al no poder encontrar un lugar donde vivir aquí, es un grave problema que afecta a mucha población, y no sólo de Perlora», argumenta José Félix Caballero, presidente de la Asociación de Vecinos «Río Espasa». Para ellos, el plan urbano también debe asegurar una apuesta por un concejo residencial.