Es una palabra muy utilizada en la cornisa cantábrica, con el sentido de romperse la crisma (no un santo óleo, sino la cabeza). Te suelen salvar los de las ambulancias del 112, a ser posible si es una uci o una ambulancia con soporte médico avanzado, y más aún si te has caído de una moto y tienes la suerte de que se encuentre a mano Chema Torre, que es doctor en neurocirugía, y encima tengas la gracia que se encuentre el psicólogo Carriles a mano. Toda una garantía. Te tendrán unos días en la unidad de cuidados avanzados, pero te sacarán adelante. Mejor aún si caes en las manos de las «Beatrices». Una es García, que es médico exquisito de familia en Noreña (antes médico de cabecera); y la otra la Díaz Molina, que es también cardióloga y motera y te mira el corazón con un mimo especial. Y hasta la cabeza, ya sea por una «depre» o un hematoma en la meninge «duramadre». Son una legión los noreñenses como Alejandro Braña, Paco Luis, Ezequiel o Kike quienes te salvarán aunque te hayas escentellado como yo, en la Venta del Jamón hace tan sólo 66 días.