Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

La opinión pública de Candás no es unánime, aunque la mayoría se ha situado contra la Policía Local, o más concretamente, contra la huelga de celo que, en busca de mejoras salariales, se ha traducido en la multiplicación de las multas. El número de sanciones diarias sigue siendo alto, las quejas se suceden día tras día, y lo peor es que se ha creado un clima de confusión en el que el vecino sale perdiendo. Los multados dudan si pagar en los primeros días o no, ya que si pagan asumen la culpa y pierden el derecho a reclamar. Tanto los ciudadanos como los policías creen que la situación no cambiará, al menos hasta que «un día alguno se encare y entonces haya un problema serio». Pero, aunque todos los candasinos desearían que se terminase la huelga, hay lugar para los matices. Los hay que creen que el ciudadano es víctima de un enfrentamiento entre políticos y funcionarios, mientras que otros recuerdan que «si aparcas bien no tienes por qué preocuparte».

«Esto no es Gijón, aquí no hay un volumen de tráfico como para que sea necesaria la actuación de la Policía de una manera tan inmediata», explica Luis Pérez, para quien «en los pueblos debe ser tenido en cuenta un ritmo de vida diferente al de las ciudades, lo normal es ver gente cruzando por la calle, porque no hay muchos coches circulando, y aparcas a veces mal porque todo el mundo te conoce y, si quieren que retires el vehículo, saben dónde encontrarte». Reconoce que es no es óbice para que exista un orden, «para eso están los agentes, para valorar cuando ese orden está en peligro y multar, y cuando no lo esté, mostrarse tolerante».

Tolerancia es una palabra muy utilizada en Candás estos días de calor y multas. «Está bien ser tolerantes, pero es importante que la vara de medir sea la misma para todos», explica Alberto Gaspar García. Este vecino considera que «la ley está para cumplirse y, si como dicen en el Ayuntamiento, es verdad que todas las multas están bien puestas, pues a mí me parece bien que se haya hecho así, porque en realidad la mayoría cumple la ley y recibe multas». Es más, García no entiende «por qué no se hizo antes, si es que había tantas infracciones como ahora se demuestra».

En ese sentido también se expresa Manuel Medina, que opina que «si hay un vecino que deja su vehículo bien aparcado, a 500 metros de su destino porque no lo puede acercar más, no puede premiarse al que lo deja mal aparcado a 20». Por otra parte, este vecino recuerda que «en los últimos días apenas se ven coches por la noche en las calles de Candás, ya que muchos duermen en los garajes que antes ya existían pero que la gente por comodidad no usaba, impidiendo por otro lado que quien no disponga de uno pueda dejar su vehículo en una zona más céntrica».

Uno de los asuntos que más preocupa a la vecindad compete a algunas zonas donde tradicionalmente se aparcaba y ahora se está multando, creando confusión. Es el caso de los aparcamientos de la trasera de Conservas Remo, donde la zona para aparcar está bien delimitada. «Mi coche no molesta a nadie donde está», clamaba ayer Alberto Montoya, con una multa por «aparcar mal impidiendo la salida a otros vehículos» de 210,35 euros. «Aquí no hay línea amarilla ni señal que impida aparcar, pero me han puesto la multa, lo que demuestra que sí se está multando sin razón», explicaba Alberto Montoya visiblemente enfadado.

«Hay que hacer cumplir la ley, y cabe preguntarse por qué no se hizo antes»

<Alberto Gaspar García >

«Los agentes deben actuar sólo cuando el orden se encuentre en peligro»

<Luis Pérez>

«Los agentes ya no miden lo que hacen y se está multando sin razón»

<Alberto Montoya>

«Al menos ahora la gente mete el coche en el garaje y hay más sitios para aparcar»

<Manuel Medina>