No falla. Mitad de legislatura y los proyectos que dormían el sueño de los justos en los cajones de alguna Consejería de ésta nuestra Administración despiertan del letargo. «Tres inversores plantean nuevos proyectos para Perlora ante el parón de la iniciativa regional», titulaba ayer Braulio Fernández en estas mismas páginas. Uno de esos globos sonda que utilizan los partidos políticos para ver qué tal sienta la idea en la calle y que se dejan fermentar durante unas semanas en los chigres antes de dar un paso de verdad. Es decir, una ocurrencia. Aunque en este caso lo que mosquea es la vuelta a escena de Jesús Urrutia. En una visita a la fábrica de Remo (Gijón la guarde en su gloria), el que entonces era consejero de Industria, en conversación distendida, proponía para Perlora un modelo similar al del hotel de la Reconquista de Oviedo, propiedad pública y gestión privada, y quizá, como veía cerca su jubilación, entendía que la ciudad de vacaciones bien podía convertirse en un excelente campo de golf. Así que «el muerto (Perlora) al hoyo».