Nava,

Mariola MENÉNDEZ

La sidra asturiana no conoce fronteras. Una prueba de ello es que incluso se atreve a cruzar parte del Atlántico para llegar hasta las islas Canarias a conocer a su hermana pequeña. Allí, el Cabildo de Gran Canaria quiere promocionar el cultivo de manzano, ya que la tierra se ha ido abandonando porque el turismo se perfilaba como un sector de mayor rendimiento económico. La crisis ha pasado factura y ahora hay quien echa la mirada atrás para regresar al campo. La fruticultura es compatible con otros trabajos y ya hay muchos agricultores interesados en el cultivo de manzanos, afirma Armando Rodríguez, técnico del Servicio de Extensión Agraria del Cabildo de Gran Canaria.

Los isleños no sólo se han interesado por la plantación de estos frutales, también miran con entusiasmo la producción de sidra con el objetivo de lograr un mayor rendimiento del fruto. Así que tras varios contactos y viajes a la Comarca de la Sidra, que incluyeron visitas al Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), en Villaviciosa, el año pasado se obtuvo la primera sidra elaborada por una institución de las islas. Surgió tras el éxito de las jornadas organizadas en 2008 por el Servicio de Extensión Agraria sobre el cultivo de manzana en Valleseco, lugar donde se ubican el mayor número de plantaciones.

En total, se produjeron 220 litros de sidra natural. Armando Rodríguez señala que su sabor es distinto al de la bebida asturiana, ya que el caldo canario está elaborado con manzanas que han recibido mayor número de horas de sol y se emplean otras variedades, como la reineta del Canadá. Los expertos consideran que se trata de una sidra «más joven». Su nivel alcohólico oscila entre los 8,5 y 9 grados, «quizá porque la manzana está más madura al recogerla en noviembre», considera Rodríguez. En Asturias, la recogida del fruto es el octubre y los primeros zumos se obtienen pasada la festividad del día 12. El técnico canario indica que «al ser una manzana más tardía, el rendimiento fue del 50 por ciento».

La experiencia del año pasado animó al Servicio de Extensión Agraria a seguir mejorando su producción para esta campaña, en la que se han elaborado 330 litros de sidra. Armando Rodríguez manifiesta que «ha sido un año malo de manzana porque ha estado lloviendo siete meses», una situación meteorológica poco frecuente en la isla, donde se contabilizan unos 24.000 árboles en pequeñas plantaciones. La sidra canaria se elabora en bodegas de vino, incluyendo una trituradora de manzana siguiendo el proceso asturiano.

Los canarios, incluso, han atrevido a obtener sidra gasificada, pero Armando Rodríguez confiesa que les falló el método. En su experimentación han producido sidra con más cuerpo, sin filtrarla, y otra, filtrada, con menos. Como les falta el arte de echar un culete, los isleños se conforman con el escanciado eléctrico. Todo se andará.

Con el objetivo de promocionar, impulsar y mejorar la fruticultura continúan realizando estudios y experimentando con distintas variedades. Para ello disponen del apoyo del propio Serida. Armando Rodríguez señala que «la idea no es hacer únicamente sidra, sino revalorizar el cultivo del manzano y obtener de él vinagres, mermelada, licor, aguardiente y sidra, entre otros productos». Agrega que «queremos producir con calidad, que sea una producción ecológica y que tenga un valor añadido». De momento, sólo piensan en una producción interior. «Seguiremos en contacto con los asturianos, de los que aprendimos mucho, y aplicando nuevas técnicas», asegura Rodríguez.