El mejor embajador de un territorio es aquel que siempre tiene presente sus orígenes y se siente orgulloso de ellos. No es suficiente utilizar palabras positivas en momentos concretos, ya que la pasión y el sentimiento van más allá de lo dicho, y al final es lo que realmente queda. Que Pepe Monteserín es praviano muy poca gente debe quedar aún por saberlo, y que ejerce como tal tampoco es cuestionable. Se trata de una militancia ética y estética, impregnada de recuerdos de unos tiempos complejos pero satisfactorios a muchos niveles, que han dejado su impronta personal. En estos tiempos en los que todo tiene precio y se miden milimétricamente los apoyos me gustaría saber lo que cuesta tener embajadores espontáneos que propaguen con pasión todo lo bueno de un concejo. ¿Cuánto pagarían muchos por un Monteserín que sustituyese a los bulliciosos cronistas espontáneos, que se creen únicos portadores de la cultura local? A Pravia, y por extensión al Bajo Nalón, siempre le viene bien que la buena gente hable de nosotros, ya que de lo bueno casi siempre salen cosas buenas.