Lugones,

Manuel NOVAL MORO

La vida de Manuel Gil, un niño de 18 meses vecino de Lugones con síndrome de Down, se ha convertido en un ejemplo. No porque sea mejor ni peor que otros niños con su anomalía genética (llamarlo enfermedad no se corresponde con la realidad), sino porque su madre, Noelia Menéndez, ha creado el blog «Me sobra un cromosoma», en el cual cuenta el día a día de su educación, habla abiertamente sobre lo que le gusta y lo que le molesta y, sobre todo, trata de desmontar tópicos sobre los niños con este síndrome. Para ella «es un desahogo», una manera de servir de ayuda a otras personas que están en la misma situación.

Lo más importante, en opinión de la madre de Manuel, es que la gente vea que estos niños «tienen sus particularidades, pero son como cualquier otro crío».

En estos 18 meses ha tenido tiempo para comprobar lo que piensa la gente sobre estos niños, las generalizaciones que se hacen y las cosas que se suelen decir a los padres a modo de consuelo, que no sirven para consolar, sino todo lo contrario, para desfigurar la realidad. El tópico que más le molesta es ese de que estos niños «son muy cariñosos». «¿Eso qué me soluciona? También los perros son cariñosos», afirma. Además, asegura que no es cierto que lo sean todos. Como el resto de niños, los hay más y menos cariñosos.

Tampoco le gusta lo de que hay muchos grados. «Ni que fueran terremotos», ironiza. Para ella, todos son niños con síndrome de Down. «Y eso que dicen que son niños eternos no lo creo. Son iguales que cualquiera, pero llegan hasta donde llegan», asegura. Muchos crecen y se independizan.

Lo que sí es cierto es que Manuel necesita más estimulación, y su madre debe adecuarse a un tiempo de aprendizaje distinto del resto de los niños.