Santo Adriano,

«Tola» y «Furaco» se gustan y no lo ocultan. La pareja de osos ha dado rienda suelta a su pasión y desde el domingo, que se produjo la primera monta de esta temporada, la Fundación Oso de Asturias (FOA) ya ha contabilizado cuatro encuentros más, el último, de unos 24 minutos, tuvo lugar en la mañana de ayer. Su cuidador Roberto García explica que «el romance va viento en popa y que las montas están siendo largas e intensas, lo que aumenta las posibilidades de conseguir descendencia de los dos únicos ejemplares de oso pardo cantábrico que viven en cautividad».

La pareja de enamorados no pierde el tiempo. Al principio les costó concretar, pero con la llegada del buen tiempo «Furaco» decidió atacar y «Tola» se dejó querer, al fin y al cabo ya eran viejos conocidos, tras el romance del año pasado, y sobraban las presentaciones. El primer encuentro tuvo lugar el domingo, sobre las once de la mañana; el lunes se produjeron dos nuevas montas, prácticamente seguidas también en torno al mediodía, y el martes volvieron a la carga, aunque en esta ocasión prefirieron la tarde. «Furaco» demostró que se encuentra en plena forma y ayer, por la mañana, propició una nueva monta. «Han cogido carrerilla. "Furaco" ya se sabe que es un macho con un semen excelente, por eso fue el elegido por los expertos entre varios candidatos, y "Tola" está, por supuesto, encantada, tiene una sonrisa de oreja a oreja, y es que cuando toca, toca», bromea Roberto García.

Mientras, «Tola» y «Furaco» están a lo suyo, ajenos a las miradas indiscretas de los numerosos curiosos que cada día acuden al cercado de Santo Adriano, «Paca» se mantiene firme en su decisión de no caer en las redes del oso santanderino. «"Paca"» es una rebelde con causa o sin ella y "Furaco" lo tiene prácticamente imposible con ella», concreta el cuidador.

Los dos osos ya hacen vida de pareja. Comen y duermen la siesta juntos a diario y por supuesto se hacen carantoñas, sobre todo antes de sus encuentros sexuales. Con la esperanza de que a la tercera vaya la vencida, «Tola» y «Furaco» aún tienen un mes y medio por delante, hasta que termine en julio la época de celo, para consumar y lograr la ansiada descendencia. Ellos, por el momento, están poniendo todo de su parte y no sería de extrañar que igualarán las 19 cópulas del año pasado. El final de la historia, es decir, si la osa ha sido preñada, no se conocerá hasta la próxima primavera.

Tras el periodo de hibernación, «Paca», «Tola» y «Furaco» volvieron a reunirse en el cercado de manejo el pasado 14 de abril. Hasta el último momento se mantuvo la esperanza de que «Tola» apareciese con crías, pero finalmente no fue así. La edad de «Tola», 21 años, es, según los expertos, el principal inconveniente para lograr la reproducción. Aunque los osos son fértiles hasta el final de sus días, las casi dos décadas de aislamiento de las hermanas han podido paralizar o mermar la eficacia de su aparato reproductor, que funciona mediante un sistema de ovulación inducida. Sin embargo, la FOA está dispuesta a quemar hasta el último cartucho.

«Paca» y «Tola» forman parte de una de las tres únicas líneas evolutivas diferentes de oso pardo que existen en Europa. Las hermanas fueron entregadas con cinco meses al Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) en 1989, cuando un furtivo mató a su madre. A partir de ese momento, iniciaron un periplo que las llevó a vivir en distintas instalaciones en Cataluña y en El Hosquillo (Cuenca), hasta que en 1996 inauguraron el cercado que actualmente las acoge en Santo Adriano (Asturias).

Allí vivieron solas hasta abril de 2008, cuando recibieron la visita de «Furaco», procedente del parque de Cabárceno. Tuvo que pasar un año para que el noviazgo entre «Tola» y «Furaco» se consumase por primera vez. Ahora, en los valles del Trubia todos cruzan los dedos para que «Furaco» esta vez sí ponga su semillita.