Grado,

Lorena VALDÉS

Taconazos, americanas, veraniegos mini vestidos, alguna que otra corbata y mucho maquillaje. Los alumnos de segundo de Bachillerato del Instituto moscón César Rodríguez se pusieron ayer de tiros largos para la celebración de su graduación en la Capilla de los Dolores. Acompañados de sus familias, profesores y representantes políticos, los jóvenes no dejaron de hacerse fotos, festejaron el final de una etapa educativa y repasaron, diploma en mano, algunas de las anécdotas más divertidas de estos seis años.

«Lo habéis hecho muy bien y estoy convencido de que todos llegaréis donde os propongáis». El director del instituto César Rodríguez de Grado, José Luis Sostres, auguró un excelente futuro a los 40 alumnos del centro de 2º de Bachiller durante su discurso en una simpática y emotiva ceremonia de graduación.

Precisamente, sobre su futuro más inmediato les habló el delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, invitado por su amigo Sostres al acto. «Nunca volveréis a vivir etapas tan fáciles como las que recorristéis hasta ahora. Lo que se os avecina es un tiempo mucho más duro y lleno de responsabilidades sobre todo en el difícil contexto económico actual, pero también con el reto apasionante de poder labrar vuestro futuro de forma autónoma».

Trevín animó a los estudiantes «a escoger la carrera universitaria que os guste de verdad, pero de reojo echar un vistazo también a sus salidas profesionales». Para concluir, el delegado del Gobierno recomendó una novela a los jóvenes para este verano: «La soledad de los números primos», de Paolo Giordano.

Tras recoger sus diplomas y recibir múltiples felicitaciones, los recién graduados se fueron corriendo al instituto para cambiarse de vestuario y representar sobre el escenario la obra de teatro «La casa de Bernarda Alba» de Federico García Lorca. Después, comenzó una larga noche de fiesta, había mucho que celebrar.