Carbayín (Siero),

Franco TORRE

«Íbamos a León, en agosto del año pasado. Después de comer me acosté a dormir la siesta y me dio un derrame. Mi mujer vio que estaba en mala posición y me llevaron para urgencias. Estuve en coma cerca de diez días. Me operaron de la cabeza, para soldar la vena. Cuando desperté tenía afectado todo el lado derecho. Pero puedo decir que soy de los afortunados: con el trabajo que hemos hecho desde que vine al centro, en el mes de octubre, he recuperado la mayor parte de la movilidad». Ángel es uno de los pacientes que se desplazan semanalmente al centro de apoyo a la integración que la Asociación de Afectados por Lesión Cerebral Sobrevenida de Asturias (Cébrano) tiene en la localidad sierense de Carbayín Alto. Un centro que, desde su apertura en mayo de 2007, se ha convertido en el máximo referente regional en lo respecta a la rehabilitación funcional de personas con daño cerebral adquirido (DCA).

«Cébrano es la única asociación que trabaja con este colectivo en el Principado de Asturias», señala la directora del centro, la psicóloga Susana Rozas, que coordina un equipo de 12 profesionales y 8 voluntarios que dan servicio a los 60 usuarios del centro, 20 de ellos concertados con la Consejería de Bienestar Social, aunque el número de personas con DCA con las que trabaja Cébrano triplica esa cantidad.

«Atendemos a gente que haya tenido un accidente cerebro-vascular (ACV)», puntualiza Carlota Rodríguez, logopeda del centro, quien explica que las causas de los ACV son variadas: «Pueden ser desde traumatismos hasta tumores, pasando por intoxicaciones o infecciones como la meningitis. Tratamos, en definitiva, cualquier lesión cerebral sobrevenida por una causa externa».

En cuanto a los pacientes, Rodríguez señala que el grado de recuperación depende de dos factores: la lesión y la implicación del afectado. «Hay pacientes que mejoran muchísimo, hasta recuperar casi la totalidad de sus funciones, pero a otros sólo podemos ayudarles a mantenerse, para que no pierdan las habilidades que aún conservan», apunta la logopeda.

Cébrano trabaja en colaboración con el sistema público y con varias mutuas. Para tratar a un paciente debe contar con el alta médica y estar clínicamente estable. Acto seguido se pide un informe médico y, en el caso de que el paciente no tuviese uno completo, la plantilla de profesionales de la asociación realiza una evaluación multidisciplinar, tras la cual se elabora un informe y se establecen las terapias más adecuadas.

Para garantizar el mejor trato posible a los pacientes, Cébrano cuenta con una plantilla de trabajadores que incluye, además de a Susana Rozas y a Carlota Rodríguez, a otra psicóloga, dos fisioterapeutas, un educador, una trabajadora social, una terapeuta ocupacional, tres cuidadoras y un chófer, que se encarga de recoger a los pacientes en la propia furgoneta del centro, debidamente preparada.

Los profesionales de Cébrano trabajan en cinco áreas diferenciadas, desde las cuales pueden personalizar la atención a los pacientes y mejorar su calidad de vida, además de orientar a los familiares. Estas áreas son: asistencia social, apoyo psicológico, rehabilitación neurológica, rehabilitación psicológica y rehabilitación logopédica.

«En definitiva, nuestro principal programa es el de la rehabilitación funcional, que permite mediante una rehabilitación integral la mejora de la calidad de vida de las personas con las que trabajamos», sintetiza Susana Rozas. El centro de Carbayín está asimismo articulado en distintos espacios de rehabilitación, y cuenta con una sala de gran amplitud en la que se desarrollan los numerosos talleres ocupacionales que se proponen a los usuarios y que van desde los talleres de cocina hasta los de música o pintura, pasando por actividades estacionales como la fabricación de disfraces de Carnaval o la elaboración de productos típicos para la fiesta de Güevos Pintos.