Nava, Mariola MENÉNDEZ

«Si la sidra no tuviese alcohol la tendríamos en las boticas y en las residencias». José Luis Vigón, médico de atención primaria y lagarero, lo tiene claro. Defiende la bebida regional por excelencia por su baja graduación y por ser refrescante y natural. De hecho, los caldos de su lagar naveto, Orizón, presumen de una calidad exenta de sustancias químicas. Uno de los principales retos de Vigón es que su bodega obtenga la certificación de sidra ecológica, pero por encima de todos se encuentra el de continuar con una tradición que sus antepasados iniciaron hace ya un siglo.

El jurado del concurso del reciente Festival de la Sidra de Nava avaló la calidad del lagar Orizón distinguiendo a su variedad de Denominación de Origen Protegida como la mejor sidra del concejo. La clave parece estar en haber sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin alejarse del buen hacer de toda la vida.

Se cumplen cien años desde que Emilio González Díaz y Josefina Bárcena fundaran Sidra Orizón, empresa ubicado en la misma localidad que da nombre a sus caldos. La empresa familiar pasó a su hija Carmen González Bárcena y a su esposo, Rodrigo Fernández. Con los años, su legado recayó en Alicia Fernández González y Ernesto Vigón Novalín, padres de los hermanos varones que desde hace una década regentan la bodega. En honor al segundo apellido de su padre comercializan con la marca «Novalín» su sidra de denominación de origen. En este tiempo, sus mostos han sido reconocidos en cuatro ocasiones con el premio a la mejor sidra de Nava.

Al igual que otros lagareros, José Luis Vigón reconoce que la fecha del citado certamen, julio, no es la más acertada para valorar la calidad de las sidras locales, que se caracterizan precisamente por ser más tardías. El clima más frío del concejo retrasa la fermentación, uno de los principales rasgos de la personalidad de la bebida local. Así, los mostos comienzan a estar en su mejor momento de maduración a partir de agosto. Vigón también considera «improcedente» que compitan sidras de lugares tan dispares como Gijón, Villaviciosa, Nava o Tiñana (Siero), ya que «todo es sidra, pero con apellidos». En la misma línea, este lagarero se une a las voces que quienes ven necesario «defender más» el título de «Villa de la Sidra» que ostenta Nava y potenciar los mostos locales que desde hace años son conocidos por la calidad de la que les dota la citada fermentación más lenta que aporta el clima. Vigón también propone una mayor implicación de las administraciones para relanzar este evento sidrero. Pone como ejemplo a la Universidad de Oviedo, que tiene mucho que de decir con sus investigaciones sobre la bebida regional.

José Luis Vigón resalta que Sidra «Orizón» se caracteriza por utilizar únicamente manzana de Asturias para elaborar los más de medio millón de litros de sidra natural que producen al año. Asimismo, utilizan cinco de las variedades exigidas por el Consejo Regulador para sacar al mercado su mosto con Denominación de Origen Protegida, Sidra «Novalín».

Vigón asegura que después de criarse entre toneles y sidra desde que era niño es inevitable llevar el lagar «en el sentimiento». Prueba de ello es que cada tarde, cuando sus obligaciones laborales como médico se lo permiten, acude a la bodega familiar. Confiesa que para él es «algo especial». De hecho, su principal meta es la de continuar con la estela familiar fiel a la tradición.

Este lagarero naveto prevé que la cosecha de manzana de la nueva temporada sea buena, ya que a pesar de ser un año de poca manzana unas variedades compensarán a otras en cuanto a cantidad de frutos. Manifiesta que las intensas lluvias de junio tiraron bastantes flores de los manzanos. También están atentos a si el exceso de precipitaciones e inundaciones derivará en enfermedades en los árboles.