Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

Los más pequeños de Nava se han convertido en aprendices de agricultores gracias al huerto que han cultivado en el patio de su escuela infantil. Éste es el proyecto estrella que han desarrollado las educadoras del centro con el objetivo de propiciar el contacto de los niños con la naturaleza e inculcarles hábitos alimenticios saludables. Es una forma de estimular a estos alumnos menores de tres años para que coman los frutos de la huerta, ya que las verduras y frutas no suelen encontrarse entre sus alimentos favoritos.

La directora de la escuela naveta de bebés, Aroa García, indica que este proyecto, por el que han recibido muchas felicitaciones, surgió cuando se inauguró el centro hace tres años. «Queremos huir de la educación en la que nosotras somos las protagonistas. Tienen que experimentar ellos mismos. Además, ¿qué es lo que más les gusta a los niños? El agua, la tierra, ensuciarse? y el huerto reúne todo esto», explica. También es una actividad que fomenta el trabajo en equipo y el hecho de compartir, así que la escuela taller les echó una mano para crear una zona de cultivo en su patio y desde entonces no han parado de nacer fresas, tomates, cebollas, lechugas o girasoles.

Esta actividad ha resultado todo un éxito y ha tenido una gran aceptación entre los más pequeños, a pesar de las reticencias iniciales de algunas personas como el propio alcalde, Claudio Escobio, que reconoce que no lo veía muy claro. «Al principio era muy escéptico porque pensé que lo que iban a conseguir era llenarse de barro. Pero ha resultado un éxito y pedagógicamente está muy bien porque deben saber de dónde vienen las lechugas o la fruta», manifiesta el regidor.

La implicación de los niños ha sido total, ya que incluso ellos mismos han pintado las vallas que cercan el huerto y las piedras que lo adornan. Para que no falte detalle han colocado tres espantapájaros: Pepe, Pepa y Pepín.

Después de plantar llega la recolección y cocinar los frutos obtenidos. Los menores se encargaban de preparar el tentempié de la mañana con la cosecha recogida, incluida mermelada de tomate y ensaladas. Aunque lo más apreciado por los pequeños son las fresas. El proyecto de salud se completó con una excursión al Centro de Formación del Consumidor de Ribadesella en la que participaron los mayores de la escuela, los de más de dos años. La salida incluyó viaje en autobús y visita a la playa.

Claudio Escobio destaca la labor de la escuela infantil de Nava, que considera que realiza «un servicio fundamental ya que no sólo permite a los padres estar en el mercado laboral, si no que los niños reciben una educación basada en la amistad, el respeto a las normas y disciplina. Es un éxito en todos los sentidos».