Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

La supresión de barreras arquitectónicas para los discapacitados y para la tercera edad es algo habitual de un tiempo a esta parte. Lo que no es tan usual es trasladar esa operación al medio marino. Eso es lo que pretende el club náutico deportivo candasín Cuatro Vientos. Con esa finalidad, el colectivo ha adquirido en los últimos días tres embarcaciones de vela adaptadas, que podrán ser usadas en adelante no sólo por discapacitados, sino también por personas de la tercera edad. Dos de ellas, de tipo Acces 303, se han importado de Australia, y la tercera, una Neo 495, de Francia. Esta última se convierte en la primera embarcación de vela adaptada de su clase que operará en el norte de España.

«La Neo es única en el Cantábrico y nos permitirá dar cursos y organizar actividades con personas de movilidad reducida», explica el presidente de Cuatro Vientos, Daniel Fernández. La iniciativa forma parte de lo que este da en llamar «la obra social» del club candasín, que pretende acercar la actividad náutica a personas que, hasta ahora, no podían disfrutar, por ejemplo, de la experiencia de dar un paseo en un pequeño velero.

Los integrantes del club Cuatro Vientos se afanaban ayer en montar las tres nuevas embarcaciones porque pretenden ponerlas en funcionamiento cuanto antes. «Hemos firmado un convenio con la Asociación de pensionistas y jubilados "El Paseín" y queremos que en los próximos días su junta directiva venga con nosotros a dar un paseo en las nuevas embarcaciones, para que funcione el boca a boca y el resto de los asociados se anime a participar en cursos y en actividades relacionadas con la vela», explica Fernández, quien ya prepara una regata con las Acces y la Neo para el próximo mes de septiembre, que se disputará entre Candás y Gijón.

Estos barcos no sólo son más accesibles, sino que llevan bajo el casco un plomo, llamado «orza», que «impide que la embarcación se desequilibre», explica Daniel Fernández. Además, durante las salidas, los discapacitados estarán acompañados por otra lancha de servicio. De esta forma, ya no habrá excusa para que nadie se quede sin salir a navegar, ni las personas con discapacidades ni el millar de socios de «El Paseín».