Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

Siero tiene muchas ventajas debido a su situación geográfica y a sus buenas comunicaciones. Sin embargo, en la otra cara de la moneda están las dificultades de la dispersión de su población en cuatro grandes núcleos más una vasta zona rural y una comarca minera en declive. Esta dispersión ha implicado, necesariamente, la multiplicación de los servicios.

Además, con el paso de los años, la necesidad creciente de conseguir votos en la parroquias más influyentes, unida a la aparición de partidos territoriales (Lugones y La Fresneda) que como llave de gobierno han exigido equipamientos para sus respectivas localidades, ha atomizado hasta el extremo los equipamientos.

Bastaría sólo con atenerse a la cultura y los deportes para explicar el fenómeno. Actualmente, hay polideportivos en Pola de Siero, El Berrón, Lugones (uno en funcionamiento y otro pendiente de estreno en La Acebera), Carbayín Alto y pronto en La Fresneda, que tiene el suyo en construcción.

Asimismo, hay piscinas exteriores en Lieres, Pola de Siero y Lugones, y cubiertas en estas dos últimas localidades. En cuanto a equipamientos culturales, existen casas de cultura o bibliotecas en Lieres, Pola de Siero, El Berrón, Lugones, La Fresneda, Carbayín Alto y Carbayín Bajo. Y pronto habrá otro centro cultural en Valdesoto. La oferta de cultura nunca ha tenido una vocación global en el municipio, siempre se ha movido en ámbitos locales. Con estos antecedentes, llega ahora una nueva dificultad: la construcción del gran complejo cultural de Pola de Siero.

Dicho complejo, y especialmente el auditorio que ya está construido y pendiente de estrenarse, tiene una vocación comarcal, no sólo en el ámbito sierense sino también en el de su entorno. En este caso la dificultad estriba en que el municipio no está en condiciones de renunciar a la oferta local a favor de la comarcal, y tendrá que mantener todos sus actuales centros culturales y compatibilizarlos con la oferta comarcal. Eso supondrá un esfuerzo de gestión colosal y, lo que es más importante, un reto presupuestario sin precedentes.

Todos estos problemas tienen un origen relativamente comprensible, debido a la peculiar idiosincrasia de Siero. Hay otros, sin embargo, que se han añadido en los últimos años simplemente porque no se han afrontado con la suficiente previsión y que ahora, con la situación de crisis, contribuyen a disparar el gasto sin remedio y, al menos a medio plazo, sin visos de solución: la dispersión de los edificios administrativos dentro de los propios núcleos, especialmente en Pola de Siero, pero también en Lugones.

Hace varias décadas, el edificio Consistorial lo albergaba todo, desde el Ayuntamiento hasta la propia Policía Local, que estaba en los sótanos. Con el tiempo, el municipio creció y creció, y se multiplicaron las necesidades administrativas y el Ayuntamiento optó por la dispersión y la provisionalidad. En el año 2000, los servicios de urbanismo se trasladaron al edificio de la calle Martín de Lugones que ocupan hoy, por el que el Ayuntamiento paga desde entonces un alquiler de más de 6.000 euros mensuales.

Recientemente, parte de la oficina técnica se trasladó al remodelado palacio del Marqués de Santa Cruz. En este edificio se encuentra también la sala en la que se celebran las bodas. Los servicios sociales se encuentran en los bajos de una de las torres de viviendas de la plaza Oloff Palme, y cerca de allí, en el edificio Peña Careses, se encuentran la Agencia de Desarrollo Local y la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC).

Además, estaba previsto abrir dependencias municipales en el antiguo Cinema Siero, pero el proyecto ha quedado estancado por la coyuntura económica.

Y por último, el municipio tendrá que decidir qué hacer con la actual Casa de Cultura una vez que empiece a funcionar el gran complejo cultural. Dejarla en servicio, cualquiera que sea el uso que se le dé, implicará más gastos.

Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

La Corporación de Siero sacó adelante el proyecto de construcción del auditorio de Pola de Siero cuando la economía iba bien. Se consiguió la financiación y las obras se pusieron en marcha. El edificio se ha convertido ya, por derecho propio, en uno de los más señeros de Asturias tanto por su calidad como por sus dimensiones y su capacidad para albergar con solvencia todo tipo de actividades culturales. Paradójicamente, sus virtudes se han convertido en su problema. El gran tamaño del equipamiento implica grandes gastos de mantenimiento. El alcalde, José Antonio Noval, los cifraba recientemente en más de un millón de euros anuales.

Para afrontarlos, el Ayuntamiento está estudiando un plan de gestión que implicará la contratación de una empresa para hacerse cargo de la programación cultural, que habrá de compatibilizarse con las actividades municipales y que, sin duda, obligará al Ayuntamiento a sufragar una buena parte de los gastos. No parece plausible encontrar una empresa que se encargue de todos los gastos del auditorio.

El equipo de gobierno anterior, del PSOE, pensaba inaugurar el auditorio en julio de este año, coincidiendo con las fiestas de El Carmín. Sin embargo, el PP al acceder al poder decidió no hacerlo hasta que se fijara de forma definitiva el modelo de gestión. Este retraso en la apertura ha sido muy criticado por el PSOE, que acusa al gobierno de falta de iniciativa. Por su parte, Noval dijo reiteradamente que no era lógico inaugurar por todo lo alto un auditorio sin saber qué se va a hacer a continuación.

En cualquier caso, el auditorio, que parecía destinado a traer la gloria a quien lo inaugurase, se presenta ahora como un hueso difícil de roer. Una de las dificultades principales de la gestión es que deberá promover un vuelco en la mentalidad actual del consumidor cultural de Siero, acostumbrado a acudir con poca frecuencia y siempre gratis a los actos culturales locales. Para que el auditorio sea medianamente rentable deberá acudir más a menudo y además pagar por ello. En este contexto, no será fácil sacarlo adelante.