Candás

Los sindicatos UGT y SIPLA aseguran que la versión que ha dado el alcalde de Carreño, Ángel Riego, de lo sucedido tras el Pleno del 30 de septiembre, en el que una protesta laboral de varios policías locales terminó en una denuncia de uno de ellos hacia el regidor por agresión, «sólo existió en su imaginación». Riego había puntualizado que la agresión partió de los agentes, que, según él, también lo insultaron. Los representantes de los trabajadores, en cambio, apuntan que «perdió totalmente el control de sí mismo, su orgullo herido ante los ataques sufridos en el Pleno surgió de repente y trató de vengarse en la persona más inocente que encontró a mano. No es la primera vez que su carácter le juega malas pasadas con funcionarios de Policía, aunque en aquella ocasión no eran del concejo».

En cualquier caso, los policías siguen esperando que Riego «tenga la dignidad suficiente para disculparse con el trabajador agredido» y aseguran que si fuera verdad la versión del Alcalde, que habla de una agresión previa y de insultos, «debería haber abierto un expediente de forma fulminante al jefe de la Policía y a otros dos agentes que estaban de servicio».

Las centrales sindicales inciden en que el problema de fondo es que existe un conflicto entre los trabajadores de la Policía Local y el equipo de gobierno, «a pesar de que hasta hace poco tiempo el Alcalde decía no conocer la existencia de dicho conflicto». Las dos partes se han distanciado progresivamente desde que los agentes reclaman la reclasificación de sus puestos, tal y como aprobó la Junta General del Principado hace más de tres años. «El Alcalde conoce perfectamente que en 200 días tiene la obligación de reclasificar a la Policía Local, pudiendo haberlo hecho durante los 1.260 días pasados, como lo hizo la inmensa mayoría de concejos asturianos», apuntan los sindicatos en su escrito.

Los agentes se muestran dispuestos a retomar las negociaciones con el gobierno local, a pesar de que recuerdan que «son más de doce meses los que un representante sindical regional de UGT lleva esperando para ser recibido por el Alcalde y tratar de solucionar el problema», que, a su juicio, ha derivado en «un ambiente laboral insano que revierte en un peor servicio al ciudadano por la falta de motivación y el cabreo generalizado de los trabajadores».