Sestiello (Grado),

Lorena VALDÉS

Cuando era un crío, Miguel Suárez se colaba siempre que podía en la cocina de su abuela Gelita para preparar con ella frixuelos y pan casero a escondidas de su madre, que no veía con buenos ojos que el «guaje enredase entre fogones». Así comenzó la historia de este cocinero moscón, de 30 años, que se ocupó durante meses de satisfacer los estómagos y paladares de los artistas del Circo del Sol y que acumula también en su currículo una amplia experiencia en restaurantes de renombre. Ahora, el joven vuelve a casa para abrir su propia cocina en el bajo de la panera de la casa familiar materna de Sestiello (Grado), del siglo XVIII, donde, tras la rehabilitación, creará un cosmopolita hotel, con seis habitaciones y un apartamento, y un restaurante en el que pretende fusionar la gastronomía catalana y asturiana. La abuela Gelita supo desde el principio que «su guaje» tenía mano para la cocina.

Para el resto del mundo se trata de la antojana de una casa de aldea deshabitada desde hace décadas, pero el joven Miguel Suárez es capaz de dibujar y de describir, con un entusiasmo contagioso, cómo este espacio se convertirá en solo unos meses en un restaurante de diseño vanguardista, con vistas al valle moscón. Allí será posible degustar una cocina de autor en la que tendrán cabida los platos de cuchara asturianos más tradicionales pero también propuestas catalanas, como las albóndigas con sepia o el pollo con cigalas, y otras japonesas, chinas e italianas. «Llevo diez años con este proyecto en la cabeza y desde el principio pensé que este sitio era perfecto», sentencia el cocinero, que prentende instaurar en Sestiello tradiciones como que sus huéspedes compartan mesa durante el desayuno, que los comensales escuchen un concierto de jazz mientras cenan o se tomen un cóctel de aperitivo.

A los vecinos de Sestiello, un pueblo tocado por la autovía que une Grado con Oviedo en 15 minutos, también les cuesta imaginar que su pueblo pueda convertise, tal y como planea Miguel Suárez, en un lugar donde los ejecutivos combinen trabajo y ocio con sus familias. «Esta forma de turismo tiene mucho éxito en otras comunidades y creo que aquí podría funcionar perfectamente, queremos abrir nuevos mercados más alla del turismo convencional», explica el emprendedor, que ha convencido a su hermano Jaime, músico, para que le acompañe en esta aventura.

En el interior de la casa vieja de Sestiello se acumulan las cajas con menaje y objetos antiguos, algunos de los cuales formarán parte de la ecléctica decoración de este complejo que también se prevé que incluya, a medio plazo, un spa y una carpa para eventos. «Esperamos inaugurarlo para la Navidad del año que viene. Al tratarse de un edificio protegido hubo que hacer muchos trámites antes de empezar las obras», explica el cocinero. Hasta la inauguración de su restaurante, Miguel seguirá colándose en la cocina de Gelita para dejarle esos platos de cuchara que tanto le gustan a la abuela y que él aprendió, casi sin darse cuenta, a cocinar con ella.