Noreña, Franco TORRE

Pocos factores son más sintomáticos de la crisis que padece el país que el volumen de personas que se presentan a oposiciones. Con una tasa de paro cercana al 20 por ciento y el empleo juvenil por los suelos, el opositar a un puesto de funcionario es el clavo ardiendo al que se agarran miles de personas para encontrar un empleo estable. Si hace poco más de un mes casi 6.000 personas optaban a dieciocho puestos de auxiliar administrativo del Principado de Asturias, ayer eran 582 las que estaban llamadas a competir por una única plaza, también de auxiliar administrativo, en el Ayuntamiento de Noreña.

La plaza, integrada en la oferta de empleo público del año 2004, fue publicada el invierno pasado. Desde un primer momento ya se vio que el número de personas que optarían al puesto iba a ser mayúsculo, aunque la cifra final de apuntados desbordó todas las previsiones. Ante la demanda, el Ayuntamiento de Noreña comenzó a buscar un lugar lo suficientemente amplio para albergar la prueba. En un primer momento se pensó en el polideportivo municipal, aunque finalmente se cambió el lugar por el salón Buenavista del hotel Cristina.

Los aspirantes a la plaza comenzaron a llegar al hotel hacia las once de la mañana, aunque el inicio de la prueba estaba fijado para las 12.30 horas. A esa hora, con puntualidad británica, comenzaron a pasar lista para cubrir las plazas dispuestas en el salón. Durante casi hora y media, los miembros del tribunal fueron llamando uno a uno a los aspirantes, hasta cubrir el total de sillas dispuestas en el salón, que, según algunos participantes en la oposición, se situaba en torno a las 270. El resto de participantes apuntados que se habían presentado, alrededor de medio centenar, hubo de esperar a un segundo turno.

El primer turno empezó el examen a las 13.55 horas. Los aspirantes tenían media hora para completar el examen. La disposición del salón permitió al tribunal articular la salida de este primer grupo de tal manera que los aspirantes no tuviesen contacto con el segundo, que hizo la prueba a continuación.

Según comentaron algunos participantes a la conclusión de la prueba, se trataba de un examen psicotécnico, compuesto por 160 preguntas y cuya mayor dificultad estribaba en el escaso tiempo proporcionado para completar el ejercicio.

El examen estaba dividido en seis bloques. El primero y el segundo eran problemas de carácter gráfico. El tercero, series numéricas. El cuarto estaba formado por sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. El quinto era de gramática y el sexto consistía en completar frases. En principio, el tribunal estableció un mínimo de un 80 por ciento de aciertos para superar la prueba. Los que hayan pasado tendrán un segundo examen en una fecha aún por determinar, pero posterior al 10 de enero.

A la salida del examen, los candidatos tenían un aspecto resignado. «Es muy complicado sacar la plaza, hay muchísima gente», decía uno de los participantes en la prueba. Sus posibilidades antes del examen de ayer eran de 1 contra 582. En el caso de que haya superado la prueba, crecerán exponencialmente. «Pero era sólo un psicotécnico, va a pasar mucha gente», puntualiza el candidato. Siempre le queda jugar a la lotería mañana.