Noreña, Franco TORRE

A los vecinos de Noreña les han quitado su histórica cruz. Y ellos se la han puesto a los vándalos. El brutal ataque contra el crucero que da nombre a la plaza de la Cruz de la localidad, todo un emblema de la Villa Condal, ha causado un hondo malestar entre los noreñenses, que reprueban el ataque y piden que la cruz se restituya tal cual estaba antes del brutal destrozo, en la madrugada del sábado.

Ésa es la opinión, por ejemplo, de Juan Francisco Cañete, secretario general del PC en el concejo y cabeza de lista de Frente de la Izquierda a la Presidencia del Principado, quien desvincula las reivindicaciones ideológicas de lo que considera un acto de vandalismo: «Es una pieza histórica, está al margen de la ideología. Esto ha sido una gamberrada». Cañete, además, se muestra especialmente dolido por el ataque, al ser natural de la villa: «Yo nací en la misma plaza de la Cruz, encima de la tienda de Vázquez, y el monumento siempre ha estado ahí». Por ello, Cañete reclama rehabilitar la pieza original, siempre que sea posible.

Razón no le falta al noreñense. El origen del monumento, que data del año 1892, es, sin embargo, muy anterior, ya que se trata de un crucero, habitual en los cruces y los bordes de los caminos. Por este punto pasaba el antiguo camino real de Gijón a Castilla, señalado con una cruz barroca. El mal estado del emblema motivó en la época que el Consistorio noreñense lo cambiase por uno nuevo, hecho en mármol. Esa escultura, obra de Dionisio Fernández, se mantuvo en el lugar hasta su destrucción, en la madrugada del sábado, sobreviviendo incluso a la destrucción de emblemas religiosos durante la Guerra Civil. Para Luis Sánchez, la pieza no molestaba a nadie: «No era simbología de nada, eso no tiene nada que ver con el ataque». Sánchez define la cruz como «un emblema de Noreña de toda la vida» y pide que se reconstruya la pieza. Ante la posibilidad de que no pueda acometerse una restauración, algo que parece complicado si se tiene en cuenta cómo ha quedado la escultura, Sánchez insta a realizar una copia fiel. «Creo que sería lo más acertado».

Por su parte, Víctor Prieto, hostelero de la localidad, señala que el ataque «no es un caso aislado, ya que cada fin de semana hay problemas de papeleras rotas o mobiliario dañado». Por ello, Prieto califica el ataque de «gamberrada de fin de semana», aunque puntualiza que «esta vez se han pasado de la raya». Para el hostelero, «estos actos son realmente preocupantes, no que los chavales jueguen a la pelota por la calle». En cuanto a la rehabilitación, pide que se haga una pieza similar a la original.

Una opinión similar es la de Eduardo Argüelles Martínez, vecino de la localidad, que recuerda ocasiones anteriores en las que cayó la cruz: «Me acuerdo el día en que rompió hace algunos años, pero no tiene nada que ver cada caso. Esto fue un acto vandálico». Argüelles censura el ataque, «porque no creo que molestase a nadie», y pide poner una cruz nueva «lo más parecida a la original».

Por último, el cronista oficial de la localidad, Miguel Ángel Fuente, coincide en definir el ataque como «un acto vandálico, una gamberrada más de fin de semana, como las de los que pintan el monumento al gochu o tiran voladores», y define a los atacantes como «cobardes que atacan a lo más indefenso». Fuente insta a colocar una réplica, aunque puntualiza que «se oriente adecuadamente, mirando a Santiago, como estaba en origen».

La marca de un lugar de encuentro

La plaza de la Cruz de Noreña es en sí misma un lugar emblemático de la villa, semejante a la plaza mayor en otras localidades. Y la cruz, que señalaba y daba nombre al lugar, ha sido durante décadas un hito para los noreñenses. Un lugar de encuentro para varias generaciones, como se ve en la fotografía, tomada en 1915 y recuperada por José Manuel Fanjul para su libro «Noreña entrañable», en la que se aprecia a un grupo de niños posando en torno a la desaparecida cruz, informa Franco TORRE.

«No era simbología de nada, era un emblema de Noreña de toda la vida»

Luis Sánchez

Vecino de Noreña

«Cada fin de semana tenemos problemas así, aunque éste es más grave»

Víctor Prieto

Hostelero de Noreña

«No creo que molestase a nadie, la nueva cruz debe ser similar a la original»

Eduardo Argüelles Martínez

Vecino de Noreña

«Ha sido un acto vandálico, obra de cobardes que atacan a lo más indefenso»

Miguel Ángel Fuente

Cronista oficial de Noreña