El Colegio Público de Lugo de Llanera ha vetado el fútbol en los recreos. El claustro de profesores decidió a finales del curso pasado que a partir de septiembre este deporte dejase de practicarse en los recreos por «generar conflictos serios en el alumnado», según explicó ayer la directora del colegio, Maureli Caballero. «Fue algo que llegó a preocupar al claustro tras dos accidentes que pudieron ser graves a causa de sendos balonazos», explica la responsable del centro.

El claustro se reunió, debatió el asunto y tomó una decisión que «está apoyada por los padres y no genera rechazo por parte del alumnado, sino todo lo contrario», sentencia Caballero. «Nadie echa de menos el fútbol en nuestros recreos», asegura la directora, quien explicó que el deporte ha sido sustituido por «juegos cooperativos» en los que «se fomenta la participación de todos, con valores como el respeto y el compañerismo».

La prohibición del fútbol se produce en un colegio por el que pasó Santi Cazorla. Muchos recuerdan en la localidad los goles que encajaba el futbolista, internacional de la selección española y jugador del Villarreal, en las canchas del centro cuando era pequeño. Ahora, no podría haberlo hecho. El veto al fútbol se enmarca en el plan de convivencia del colegio, puesto en marcha hace seis años de forma pionera en Asturias.

El regreso del fútbol a los recreos del Colegio de Lugo de Llanera sólo se plantea si se cierra la cancha deportiva para evitar que los que no juegan reciban balonazos. «Hasta que haya un sistema de seguridad que evite accidentes a los que no están jugando al fútbol, este deporte desaparece del centro en los recreos», defiende la directora.

Los responsables del seminario del plan de convivencia fueron los que plantearon, hace varios cursos, organizar un programa de «juegos cooperativos» para los recreos debido a los conflictos que se generaban a menudo, recuerda Maureli Caballero.

La idea es que «participe todo el alumnado y que nadie quede excluido» a través de deportes y juegos tradicionales asturianos. Se organizan sesiones de baloncesto, tenis, palas o juegos como el cascayu. Una vez en marcha el plan, se empezó por suspender de forma progresiva el fútbol. Primero, una vez a la semana. «A los alumnos les gustó la idea y consideramos que pedagógicamente les servía», añade Maureli Caballero. Y así las cosas, al año siguiente, decidieron que el fútbol quedase suspendido durante otro día más a la semana. El profesorado comprobó que aún así, el fútbol «seguía generando conflictos serios» y que es un deporte que «excluye a los que no juegan y ocupa un espacio en los patios en exclusiva». Además, los balonazos que provocaba el deporte al resto del alumnado pusieron en alerta a la dirección del colegio, quien finalmente propuso al claustro vetar durante este curso escolar el deporte considerado rey.

El profesorado del Colegio de Lugo deja claro que no están «en contra» de un deporte como el fútbol, pero creen que debe practicarse «con unas condiciones de seguridad adecuadas». Maureli Caballero tiene una propuesta para cerrar una de las canchas del colegio que fue enviada al Ayuntamiento. La directora afirma que es un presupuesto «más razonable» que otros que valoraron el curso pasado y que eran más caros.

Miembros de la directiva de la Asociación de Madres y Padres (AMPA) del colegio apoyaron ayer la decisión del profesorado y aseguran que nadie ha formulado queja alguna. El consejo escolar, con representantes de profesores, padres y alumnos, también apoyó la propuesta del claustro.

Un centro pionero en que los alumnos medien en sus problemas en el patio

Lugo de Llanera, G. B.

Se puede vivir sin fútbol y jugar en los recreos de la escuela sin necesidad de encajar goles al estilo Santi Cazorla, al que muchos admiran en Lugo de Llanera. Su paisano se divertía en los patios del colegio con un deporte que ahora nadie practica en la media hora de esparcimiento que tienen los estudiantes durante su jornada escolar. El colegio vuelve a ser pionero en un proyecto que apuesta por «la integración y la cooperación entre todas y todos».

La propuesta está integrada en el plan de convivencia, que incluye un proyecto de mediación en conflictos escolares en el que son los propios alumnos quienes resuelven los conflictos que surgen en el aula o en el patio.

A los alumnos les acreditan los cuatro cursos que llevan poniendo en práctica un programa único en Asturias para el desarrollo de estas habilidades. La mediación cuenta con la implicación directa de los alumnos. Son ellos los que intervienen en situaciones de conflicto entre sus compañeros e incluso forman a nuevos mediadores, algo que les motiva. «Los resultados saltan a la vista», según la directora del centro. Y es que los alumnos afrontan el conflicto de otra manera. «Antes respondían con una agresividad que ahora canalizan», explican.