Periodista y escritora candasina, leyó las reflexiones del vía crucis callejero, recuperado en Candás

Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

El pasado Viernes Santo, a las siete de la mañana, cerca de dos centenares de candasinos se echaron a la calle para recuperar la vieja tradición del vía crucis. Y en él resonaron las palabras escritas para la ocasión por la escritora y periodista candasina María Teresa Álvarez, artífice junto con el párroco José Manuel García Rodríguez de la recuperación de la tradición. Cuando ya han pasado las celebraciones religiosas de la villa, la viuda de Sabino Fernández Campo reflexiona ahora sobre el éxito de la Semana Santa local y también sobre el futuro que le aguarda.

-El vía crucis en la calle ha sido uno de los aciertos de la Semana Santa. ¿Se repetirá en el futuro?

-Ha sido una experiencia fantástica, con 200 personas en la calle al alba, superando todas las expectativas. Había incluso gente de fuera del municipio, como muestra de su repercusión. Y fue estupendo porque además fue participativo, con la lectura realizada por varias personas, ofreciendo una versión diferente de Candás. Es una tradición bonita que ha sido recuperada, y ahora cabe esperar que vaya a más.

-¿Qué ha sido lo más positivo que puede extraerse de la Semana Santa candasina?

-Lo mejor ha sido que en todos los actos ha habido mucha gente. En la vigilia pascual del Sábado de Gloria, por ejemplo, había el doble de asistentes que el año pasado.

-¿Y a qué puede deberse tanta afluencia de curiosos a los actos religiosos?

-Responde a ciclos, la historia es así. También influye el tiempo. En el canto de la salve del domingo me sorprendió mucho ver tanta gente joven en el coro. Si los jóvenes no participan de estas tradiciones acabarán perdiéndose, y por eso fue bonito ver a tantos allí.

-De hecho, la procesión del Encuentro y el canto de la salve marinera del domingo siguen siendo de los más populares.

-No es de extrañar, porque es un espectáculo muy bonito. Tiene aspectos totalmente emocionantes, propios de los espectáculos, como la inquietud por si el velo de la Virgen se desprende a la primera o no, la trascendencia de las tradiciones populares... Y a la gente de fuera le gusta ver esas tradiciones, ver que la gente de la villa las sigue con expectación, y más aún, que se nota que las siente.

-¿En qué se puede mejorar?

-En general ha sido muy positiva, principalmente por la participación y seguimiento, pero también ha habido notas discordantes, como el Domingo de Pascua, cuando la banda de música local se ausentó cuando empezó a llover. Me quedé traumatizada, porque yo recuerdo al maestro Antuña con el agua chorreando por la cara, pero formando parte de la procesión. Me da pena que el domingo la banda no siguiese el mismo ejemplo.

-¿Qué futuro le aguardan a los actos religiosos de la Semana Santa candasina?

-La Iglesia tiene el reto de atraer a la gente joven. En Candás, por ejemplo, hay numerosos bautizos, pero luego por alguna razón no se continúa la vida religiosa. Hay gente que participa en la Semana Santa, pero no el resto del año. Y eso es porque la Semana Santa va unida al resto de tradiciones de la villa. Y mientras los jóvenes sigan viéndolo así, la Pascua candasina estará asegurada, aunque aún así sería estupendo que también se implicasen y participasen durante el resto del año.