Proaza / Santo Adriano,

Lorena VALDÉS

El oso pardo se ha acomodado en los valles del Trubia. La presencia de los plantígrados en la zona central de la región es ya más que habitual y el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha identificado en lo que va de año cerca de una treintena de ejemplares en los concejos de Santo Adriano, Proaza y Teverga. La progresión demográfica del oso pardo en los últimos diez años en esta zona de conexión entre las subpoblaciones occidental y oriental ha sido espectacular. Si en 2004 se localizaba por primera vez una osa con crías en este territorio, siete años después (a lo largo del primer semestre de este año) se han avistado cuatro hembras con un total de siete esbardos. Roberto Hartasánchez, presidente del FAPAS, entiende que «estos datos confirman la evolución positiva de la población de oso pardo y su recuperación en los valles del Trubia».

Los trabajos de identificación genética realizados por el FAPAS y el laboratorio de citogenética de la Universidad de Veterinaria de Zaragoza, que comenzaron en el año 2008 con la recogida de muestras genéticas en los valles del Trubia, han permitido saber que por estos territorios se mueven al menos 45 ejemplares diferentes de oso pardo. «Eso no quiere decir que todos estos osos residan permanentemente en el territorio, sino que lo utilizan a lo largo de una época determinada del año», puntualiza el presidente del FAPAS.

Según el censo que maneja el FAPAS, actualmente Santo Adriano y Proaza cuentan con cinco hembras, cinco crías del año, una cría de segundo año y seis machos, mientras que en Teverga habitan dos hembras, dos crías del año, una cría de segundo año y seis machos. «Es posible que alguno de los machos sea el mismo en ambos territorios, pero podría asegurarse un mínimo de diez machos», explica Hartasánchez.

Según el conservacionista, uno de los aspectos más interesantes para entender la rápida recuperación de la población reproductora de los osos es que, «según confirman los trabajos genéticos, existe una mayor movilidad de las hembras de lo que se presuponía». Ahora queda por concretar el alcance de estos movimientos de las osas, que se sabrá a partir de los resultados de nuevos análisis genéticos con muestras recogidas también en Belmonte y en Somiedo.