Tazones (Villaviciosa),

Mariola MENÉNDEZ

Los vecinos de Tazones (Villaviciosa) llevan varios días a vueltas con un extraño pez capturado recientemente en sus aguas. Aseguran que no habían visto antes un ejemplar similar en el pueblo marinero y el debate ha llegado, incluso, a la red. Incluso hay quien se ha atrevido a cocinarlo e hincarle el diente al no conocer que es tóxico. Esta osadía le ocasionó una buena diarrea al hombre.

Finalmente, ayer salieron de dudas con la ayuda de Luis Laria, director de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), que les informó que se trata de un «Lagocephalus lagocephalus», coloquialmente conocido como Tamboril oceánico, que procede del Atlántico. Laria apunta que el de Tazones no es un hecho aislado, porque en el litoral asturiano se están capturando varios ejemplares en estos días y el Cepesma ya ha retirado unos cuarenta. Los últimos, ayer: dos en Cudillero y éste de la localidad maliayesa.

Laria advierte de su toxicidad y «más en esta época del año». «Se conocen casos extremos de lesiones irreversibles, como los ocurridos en Japón, aunque los que se encuentran por aquí son menos tóxicos, pero representan un riesgo», insiste.

El director del Cepesma achaca su presencia en la costa asturiana a una corriente oceánica atlántica que los ha traído por estos lares; al igual que a numerosos atunes, algunos de ellos de gran tamaño superando los 200 kilos, y también a los conocidos como «monos», más pequeños. Laria apunta que esta especie es habitual en el Mediterráneo desde los años sesenta y setenta.

El biólogo describe el pez tamboril como «una especie con mandíbulas poderosas (incluso se lleva los anzuelos y come corales), se alimenta de todo y es capaz de aclimatarse a cualquier circunstancia».