Noreña, F. TORRE

Las principales organizaciones agrarias de la región alertan de que el cese de actividad, o su mero descenso, del Matadero Central de Asturias, localizado en Noreña, podría tener graves consecuencias para todo el sector, ya que no se vislumbran alternativas para asumir toda la producción de las instalaciones noreñenses. A juicio de los sindicatos, esto podría incidir en un aumento de los costes de transporte, que limitarían los ya de por si escasos márgenes de los ganaderos.

La compleja situación de la empresa que gestiona el matadero, Junquera Bobes, que negocia con el comité de empresa un plan de viabilidad a tres años para garantizar la supervivencia, preocupa sobremanera a los ganaderos, ya que se trata del principal macelo de Asturias, y su actividad tiene una especial incidencia en el mercado del ganado vacuno.

«Es el matadero que más sacrificios realiza, y en vacuno, en concreto, hacen un servicio fabuloso», señala Geli González, secretaria general de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) en Asturias. En el caso de que las medidas propuestas en el plan de viabilidad, que plantea un recorte de plantilla de 34 de los 125 empleados, se lleven a cabo, González teme que pueda haber una disminución de los servicios: «Hablamos de un número importante de personas, habrá que ver cómo lo plantean, y si pueden mantener el volumen de actividad».

Desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), su secretaria general, Mercedes Cruzado, vaticina que si las instalaciones noreñenses cesan su actividad, o esta disminuye considerablemente, se producirá un aumento de costes para los ganaderos: «A todos esos animales que van cada año a ese matadero habría que trasladarlos a otro, lo que supondría un aumento del coste de transporte». Al igual que Geli González, Cruzado entiende que el mayor problema se centraría en el ganado vacuno, y no cree fácil desviar ese volumen de ganado a otros sitios de la región: «Sería muy difícil, en este momento, que otras instalaciones pudiesen asumir esa carga, porque todos los mataderos tienen problemas, y otros también están en concurso de acreedores».

Por último, Eduardo Alba, presidente de la Unión de Cooperativas Agroalimentarias del Principado de Asturias (UCAPA), coincide en calificar la situación de Junquera Bobes como «una mala noticia», especialmente en un sector como el cárnico, que en Asturias «está poco vertebrado, sin industrias que tiren del carro, al menos hasta ahora». Además, Alba entiende que un hipotético cierre o una solución que pasase por un descenso drástico de la producción podría afectar a todo el sector: «Además de a los propios obreros, afectaría a otras industrias, a los mercados de ganado y, sobre todo, a los ganaderos que no tienen medios para sacrificar sus reses e intentar comercializarlas».