Noreña, Franco TORRE

«Hablar de callos en Noreña es como recibir el doctorado en este tema». Así comenzó Juan Ignacio Gracia Noriega, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, el pregón con el que ayer se presentó la cuadragésima novena edición de las jornadas gastronómicas de los callos, que se celebrarán en la Villa Condal del 8 al 11 de diciembre.

Gracia Noriega estuvo flanqueado en el acto, celebrado en el hotel Cristina, por su amigo Antón Saavedra, pregonero en la edición del año pasado. En el acto también intervinieron el alcalde de Noreña, César Movilla, el restaurador «Cuqui» Bobes, en representación de los hosteleros de Noreña, y el presidente de Hostelería de Asturias, José Luis Álvarez Almeida.

Precisamente, Almeida fue el encargado de abrir el turno de intervenciones, con una concisa alocución en la que llamó a la unión de los hosteleros, porque «si no estamos unidos no seremos capaces de hacer cosas como estas jornadas de los callos», y destacó la calidad de los restaurantes noreñenses, invitando a todos los presentes a degustar los callos en unos establecimientos «como de estrella Michelin».

Tras Almeida le tocó el turno a Gracia Noriega, que dedicó su pregón a dos añorados noreñenses: el pintor Javier Uría Maqua, que falleció en unas jornadas de los callos, allá por el año 1973, y su hermano, el historiador Juan Uría Maqua, que falleció el pasado verano.

Tras esta dedicatoria, Gracia Noriega comenzó un repaso a la historia del plato llena de ingenio, con referencias a Pío Baroja y a varios gastrónomos. «Los callos son el plato paradójico por excelencia», afirmó el pregonero al reseñar que en el siglo XIX formaban parte del menú tanto de los más prestigiosos restaurantes franceses como de las tascas del Camino de Santiago. En este sentido, Gracia Noriega hizo hincapié en dar un apropiado acompañamiento a los callos, con otro plato de cocido y regados con un buen vino tinto.