Moutas (Grado), Sara ARIAS

Resistieron hasta el final. Las dos terneras que ayer fueron subastadas en Moutas tuvieron a todo el pueblo en vilo durante dos horas y media. Tras la misa, comenzó la aventura. Los encargados de organizar la popular fiesta de Santantón fueron al prado de al lado a por las dos reses. Para sorpresa de todos los presentes, los animales, «Morena» y «Rubia» por más señas, se negaban a ser cogidas.

Juaco, «El Cabañín», uno de los encargados del festejo, fue a por «Morena», pero al intentar ponerle el cabezal ésta se escapó trotando alegremente por la caleya. Los vecinos comenzaron a reír y hacer bromas acerca de la huida cuando de repente su compañera comenzó a dar patadas al aire, como si de un rodeo se tratase. No quería quedarse sola, así que puñó al hombre que la sujetaba para finalmente saltar por encima de él y de un coche Ford Focus aparcado al lado. Pese a los intentos del vigilante por controlar a la res, «Rubia» huyó monte arriba.

«Morena» y «Rubia» iniciaron su gesta particular. La primera en huir, «Morena», lo hizo hacia las praderías de abajo, hasta una finca donde había ganado. La segunda, por no quedarse sola, cruzó la pista y emprendió camino hacia el mismo destino. Ambas fueron seguidas por varios hombres, durante más de dos horas, retrasando la subasta. La puja estaba programada para la una y media de la tarde, pero en Moutas no se habló de dinero hasta pasadas las cuatro.

Parecía que las terneras quisiesen emular a Tomasín, «el fugao» de Tineo. Rápidamente llegaron a un prado, a unos tres kilómetros de la fiesta. Fue el momento en que comenzó la prueba más dura, aunque parecía que todo el mundo tenía claro qué hacer con ellas. En un momento dado, El Cabañín estuvo a punto de apresar a «Rubia», pero ésta le dio un revolcón que lo lanzó por los aires. El público comentaba la jugada. «Cayó como un sapo», se oyó decir.

Y así estuvieron, de arriba para abajo todo el rato. La espera se hizo tan larga que los vecinos entraron al bar y comenzaron la sesión vermú con la música de «Los Adrianos» mientras el grupo de captura seguía su particular persecución. Por fin, pasadas las tres y media de la tarde, pudieron coger a las dos xatas con la ayuda de la vaca de un vecino, que les sirvió de guía. A las cuatro de la tarde, aún resistiéndose, llegaban «Rubia» y «Morena», atadas a un tractor, entre los aplausos de los vecinos.

Una vez reducidas, llegó el momento de la subasta. «Rubia» salió más cara, 206.000 pesetas, y «Morena» por 173.000, porque en estos temas el euro aún necesita conversión. Lo curioso de la subasta es que las terneras no se pagan hasta dentro de dos años. Se fían las vacas, pero desde ayer, en Moutas, serán los vecinos los que no se fíen de ellas.