Santa María (Grado),

Lorena VALDÉS

Apenas pueden hablar y cuando lo hacen su voz se quiebra al recordar la gran riada de junio de 2010, cuando el agua les arrebató todo en cuestión de horas. Sandra Sánchez y su marido, Julio Andrés, han estado a punto de revivir esta semana la pesadilla de hace dos años, cuando el río anegó gran parte de su casa en Santa María de Grado.

El Nalón en esta ocasión les dio una tregua, y se quedó amenazante a la puerta de su casa. Pero no corrió tan buena suerte la finca. El pasado martes el agua sí logró inundar su terreno y como consecuencia la familia perdió un tractor con remolque y un par de desbrozadoras. Los columpios de sus hijos quedaron flotando en medio del agua en una imagen «que partía el corazón», cuentan los afectados, a la familia y al vecindario.

«Cada vez que hay una crecida del río no podemos dormir, tenemos mucho miedo a que nos vuelva a pasar lo mismo que hace dos años. Entonces, lo perdimos prácticamente todo, incluidos muchos recuerdos familiares como fotografías y juguetes de mis hijos, que son imposibles de recuperar», explica Sandra Sánchez sin dejar de clavar la mirada en el río.

Mientras hacen guardia frente al Nalón, en un intento de plantarle cara, varios vecinos acompañan al joven matrimonio. «No entendemos que con lo que pasó aquí hace tan poco tiempo nadie haya tomado medidas. El Ayuntamiento bien podría invertir parte del dinero que va a recibir por la instalación de una subestación eléctrica en este pueblo en garantizar la seguridad de los que vivimos aquí», explican los vecinos, «muy molestos con el pasotismo de las autoridades».

El agua se aleja poco a poco de la casa familiar y Sandra Sánchez y Julio Andrés respiran hondo al saber que sus hijos, alojados en la casa de una vecina, podrán volver a casa. Pero el miedo a que el agua vuelva a entrar imparable en su vivienda es algo que nunca superarán. «Hay que vivirlo», señala la pareja.

Lo cierto es que en esta ocasión el río Nalón ha sido más benévolo con los vecinos de Grado, sobre todo con los de Peñaflor, los principales afectados por la riada de 2010, que muy pocos logran olvidar y que la mayoría ha recordado días atrás. En Grado, también se inundó esta semana el acceso al polígono de La Cardosa.