El Berrón (Siero),

Lucas BLANCO

Tiritando y con el desesperante ruido de las goteras como banda sonora de fondo. Así es como buena parte de los 220 alumnos del Colegio Público Los Campones, de El Berrón, pasan algunas de sus clases desde hace ya varios años. Las vetustas ventanas instaladas en la mitad de las aulas del centro ya no sirven ni para frenar el empuje de las temperaturas invernales, mientras que el desgastado tejado, lejos de resguardar a los alumnos, sirve de filtro para las lluvias.

Estos problemas, unidos al desgaste de las cañerías y las filtraciones de aguas por los tragaluces del edificio dedicado a Educación Infantil han sido caballo de batalla desde el año 2009 o incluso antes en algunos casos, cuando el colegio comenzó a demandar arreglos a la Consejería de Educación.

Los contratiempos siguen agravándose y la Administración regional continúa sin tomar cartas en el asunto. El pasado martes el viceconsejero de Educación, Argimiro Rodríguez, anunció durante una visita que se renovará parte del mobiliario del centro, aunque condicionó las reparaciones mayores a su inclusión en unos teóricos próximos presupuestos. Teniendo en cuenta el panorama político asturiano y el adelanto electoral, la cosa parece que va para largo.

Mientras tanto, los niños siguen viendo cómo una serie de cubos tienen que almacenar el agua que el techo deja caer poco a poco sobre el aula. «Hemos dispuesto las mesas de la clase de forma que las goteras no caigan sobre los alumnos», señala la directora del centro, Araceli Fernández, mientras muestra la zona afectada por las goteras.

La prioridad de la dirección del centro es solucionar todos estos problemas cuanto antes. «No puede ser que los niños estén en clase con ropa de abrigo», señala Fernández, recordando que el Ayuntamiento ya asumió parte de la sustitución de las ventanas. «El Ayuntamiento financió la mitad de las ventanas sin ser su competencia», destaca la directora, que urge medidas «por el bienestar y la salud del alumnado».