Candás (Carreño),

Braulio FERNÁNDEZ

No hay muchos músicos hoy en España que puedan tocar la vihuela, el antepasado español de la guitarra. Pero dentro de unos años serán alguno más. Y ello gracias a la labor que desempeñan en Candás la profesora de guitarra Noemí González Sagüillo y el violero Carlos Ardura. La primera enseña a los niños de la Escuela Municipal de Música de Candás a tocar la vihuela; el segundo facilita los instrumentos que él mismo construye. «El objetivo del proyecto es hacer vihuelistas profesionales, para asegurar la conservación futura del instrumento», explica Ardura.

Este constructor de instrumentos afincado en Valdesoto (Siero) lleva casi una década reproduciendo con exactitud la vihuela, un instrumento de cuerda originario del siglo XVI español. «Entonces era el instrumento más común en España y en las colonias, sirviendo para tocar música renacentista. Está fabricado con madera de nogal rizado para la caja o de ciprés, mientras que la cuerda estaba hecha con tripa originalmente», describe Ardura. Hoy, en la cuerda se combina la tripa con el nylon. Ardura lleva cerca de medio millar de reconstrucciones.

Fue la profesora de música Noemí González Sagüillo quien pensó en enseñar a los niños a tocar este instrumento del Renacimiento tras una reunión de la Sociedad Española de la Vihuela en Gijón. «La vihuela es a España lo que el laúd a Francia, y allí se enseña a interpretar el instrumento desde temprana edad», apunta González, quien para adaptar la idea en la escuela candasina ha empleado la metodología de Pascal Boquet. «Adquirí esa metodología para desarrollarla con la guitarra. Fue Carlos Ardura el que me impulsó a emplear la vihuela», añade. De no existir un especialista en la reconstrucción de este instrumento no se podría enseñar.

Hoy la escuela de Carreño «Miguel Barrosa» cuenta con tres de estas vihuelas, decoradas con rosetas con motivos del XVI y gran fidelidad a los originales, de los que sólo se conservan menos de media docena de unidades en el mundo.

Noemí González transcribió los métodos de Boquet con la idea de que «los niños conocieran la música del Renacimiento, pudiendo tocar tanto canciones antiguas como canciones populares». Así es que los alumnos de la escuela de Candás tocan cuerda pulsada antigua quinientos años después, en una experiencia que no tiene parangón en todo el territorio nacional. «Y les encanta», asegura la profesora, a pesar de la dificultad que entraña.

«Es diferente a la guitarra española, ya que tiene cinco cuerdas dobles, y una simple, por lo que se emplea la yema del dedo y no la uña», aclara la profesora.

A los jóvenes alumnos de Candás les cuesta, una vez habituados a la vihuela, hacerse al más común sonido de la guitarra. «Es más fácil de tocar la vihuela que la guitarra», asegura Manuel López, uno de los jóvenes músicos de la escuela. «Además me gusta más tocar la vihuela. El aprendizaje es parecido al de la guitarra». Cuando vuelve a casa, donde ya no dispone del instrumento del XVI para practicar, «la guitarra me sabe a poco, porque el sonido no tiene nada que ver entre una y otra».

Los alumnos se dedican actualmente a interpretar «partituras que adaptan canciones populares, no las tablaturas del Renacimiento», señala González, que planea un aprendizaje aún más profundo con la realización de talleres de construcción de vihuelas. «Queremos traer a gente de fuera que pueda enseñar más cosas a los niños, el sueño sería poder traer a Candás a Pascal Boquet», dice. Todo ello con el objeto de hacer perdurar este instrumento de la cultura musical española en el futuro, como se hace en otros países de Europa. Como dice Carlos Ardura, así quizá «dentro de unas décadas podamos escuchar un recital de vihuela, y el intérprete sea un alumno de Candás». Ahí queda.