Pola de Siero, Franco TORRE

Foro Asturias ya tiene la Alcaldía de Siero en manos de Eduardo Martínez Llosa. El partido de Francisco Álvarez-Cascos logró, finalmente, arrebatar el gobierno del cuarto concejo al PSOE tras consumar al mediodía de ayer la moción de censura que sus seis ediles, cuatro del PP expulsados por el partido, los dos de la Plataforma Vecinal de La Fresneda (PVF) y el portavoz de Conceyu presentaron el 19 de octubre. Una moción frenada en primera instancia por los concejales fieles al PP en aplicación de la ley contra el transfuguismo y precipitada posteriormente por una sentencia judicial que reconoce a los expulsados como miembros de pleno derecho del Grupo Popular. Así las cosas, Martínez Llosa sucede al socialista Guillermo Martínez.

Para llegar a este punto, Foro ha necesitado superar en votos al PP, provocar una crisis interna en el seno de su «enemigo íntimo» atrayendo hasta sus posiciones a cuatro de los seis ediles populares, hacerse con el favor de las dos formaciones localistas del Pleno sierense y lograr un triunfo jurídico.

La aritmética, el gran argumento de Foro y sus aliados para presentar la moción, dice que Llosa contó con un total de trece votos, los necesarios, para apear a Martínez de la Alcaldía. El propio Llosa elevó las cuentas hasta los 14.167 votos que obtuvieron Foro, PP, PVF y Conceyu en las elecciones de mayo de 2011. Los dos ediles del PP que no apoyaron la moción se abstuvieron en la votación.

La jornada estuvo empapada de un halo paramnésico, como si todo aquello ya se hubiera vivido antes. En los prolegómenos de la sesión plenaria, los asistentes comparaban la moción con el «día de la marmota», en alusión a una célebre película en la que Bill Murray tenía que vivir, una y otra vez, el mismo día. Pero pronto se apreciaron los primeros cambios.

Al comienzo del Pleno, el secretario municipal, protagonista involuntario de buena parte del proceso, formó la mesa de edad, nuevamente con los ediles populares José Manuel Llera y David Ordóñez, y leyó la sentencia de la magistrada Belén Alicia López que obligó a retomar la moción de censura. En la tribuna, el líder de Foro Asturias esbozaba una sonrisa al ver a los populares otra vez presidiendo el Pleno.

Completada la lectura, Llera, atado de pies y manos por fuertes nudos legales, con la voz apagada y el mirar taciturno de los boxeadores tocados, dejó paso al debate, que empezó con la proclama del pretendiente, Eduardo Martínez Llosa.

«La moción de censura que presentamos hoy aquí tiene la legitimidad de una mayoría absoluta en la representación de esta Corporación municipal», comenzó el líder casquista. En un discurso furibundo, Llosa tiró de los números para legitimar su candidatura a la Alcaldía y atacó después la gestión de Guillermo Martínez, de quien dijo que «sus acciones de gobierno han sido un desatino tras otro».

Pero el punto culminante de su intervención llegó cuando incorporó uno de los grandes temas del discurso forista a su radiografía del concejo, acusando a Martínez de promover «un chiringuito mercantil para manejar el auditorio».

En su respuesta, el socialista se afanó por marcar las distancias. En primer lugar, leyó su discurso en pie, para remarcar el contraste con Llosa, que había permanecido sentado. De igual modo, el tono de su discurso fue, al principio, más moderado, comprometiéndose a realizar una oposición constructiva y leal. Pero en la parte final de su intervención no eludió el barro para fajarse con Llosa y ajustar cuentas con Foro.

«Hemos encontrado poco eco en nuestras reivindicaciones. Es lo que ocurre cuando se usan las instituciones como mero instrumento de campaña política y cuando se confunden partido y gobierno», dijo en alusión al Ejecutivo regional, con el que ha tenido sonoros desencuentros, al tiempo que recordó que, cuatro días después de llegar a la Alcaldía, Foro difundió unas octavillas instando al PP a sumarse a una moción de censura.

A su rival local, por su parte, le recordó que ni siquiera había liderado la lista electoral de Foro, cuya cabeza de cartel era Miguel Vázquez, que dimitió de su cargo pocas semanas antes de presentarse la moción. Sin sentirse aludido, Llosa compartía una sonrisa cómplice con la edil Patricia Arganza.

El resto de intervenciones no se salió del guión. El portavoz de PVF, José Carlos García de Castro, centró buena parte de su discurso en reclamar el Instituto de La Fresneda y obvió que tanto él como el portavoz de Conceyu habían explicado en octubre que su apoyo a la moción se fundamentaba en el Gobierno regional de Foro. No lo consideró pertinente a tres semanas de las elecciones.

Más controvertida fue la intervención de Luis Vázquez, que hizo de portavoz del Grupo Popular. Antes de darle la palabra, José Manuel Llera insistió en que lo hacía por mandato judicial e incidió en que estaba expulsado del PP. Vázquez, para no ser menos, dedicó la mayor parte de su discurso a atacar al partido cuya lista encabezó. Una muestra de que los populares, pasados y presentes, le han perdido el pulso al cuarto concejo.

A la hora de votar, sólo Llera y Ordóñez se salieron de las previsiones al anunciar, casi en un susurro, su abstención. Eran las 13.22 horas cuando el secretario municipal proclamaba como alcalde a Eduardo Martínez Llosa, quien, antes de asumir el cargo, se fundió en un abrazo con su padre, Eduardo Martínez, antiguo presidente de la junta local del PP.

De fondo, aún resonaban las palabras del líder de IU, Nicolás Fernández Palicio, que en una lúcida intervención había sentenciado: «Lo sucedido desde la presentación y no tramitación de la moción, en octubre, hasta ahora, con el gobierno empecinado en cuestiones formales y el grupo de Los Trece bloqueando cualquier actuación municipal, debiera haber provocado que los ciudadanos nos corrieran a gorrazos».