Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

Eduardo Martínez Llosa, después de meses de contención y prudencia, eligió ayer asumir su papel de líder de la oposición media hora antes de pasar al otro lado y ser proclamado Alcalde de Siero. Y lo hizo despachándose a gusto con su predecesor, Guillermo Martínez, a quien dedicó durísimos ataques personales. Llosa habló de los suyos en plural y del PSOE casi siempre en singular, con un tono que era de todo menos conciliador.

«Ya está bien de tanta demagogia y póngase a trabajar de una vez por todas por y para el concejo que representa, Siero. Lo que ocurre es que, a partir de hoy, puede que lo haga desde la oposición porque es la voluntad que los sierenses reflejamos en las urnas el 22 de mayo», manifestó con retranca.

Para defenderse de las acusaciones que se formularon en contra de «Los Trece», relativas a posibles intereses personales, Martínez Llosa apuntó de nuevo al otro Martínez: «todos sabemos los cargos políticos que usted ha ocupado, tanto en su partido como en el Gobierno regional socialista; todos sabemos que usted es uno de los delfines del partido socialista en Asturias y en Siero. Para usted no es más que un pequeño peldaño para seguir en la política regional o nacional, para seguir viviendo de la política, como ha hecho siempre, al igual que otros ex-alcaldes socialistas, que en el momento de dejar de serlo se reubicaron en direcciones regionales, asientos en el Congreso y chiringuitos varios».

Añadió, asimismo, que «el único que vive de la política en este Pleno es usted, que se encuentra en campaña electoral diariamente, haciéndose publicidad y haciendo promesas que no puede cumplir», y lo acusó de promover iniciativas inalcanzables en vez de solucionar el día a día. No lo hizo, sostuvo, porque «con tanta pose para tanta fotografía es normal que no le quede tiempo para enterarse de cómo están funcionando las diferentes áreas que ha estructurado y, sobre todo, de cómo dirigir y llevar correctamente un gobierno». Para Llosa, el gobierno del PSOE se resume en «desorganización e ineficacia», y a los primeros 100 días de gobierno les da un «suspenso clamoroso».

Ya proclamado alcalde, Llosa manifestó que era el momento de tender la mano al resto de partidos, después de hacer una prolija relación de todo aquello que pretende hacer en el municipio hasta el final del mandato.