Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

Éste es año de moritos en la ría de Villaviciosa. «Desde hace dos meses hay un número variable de individuos, que ha superado, en algunos momentos, el máximo observado en este humedal», explica Adolfo Villaverde, de la Coordinadora Ornitológica de Asturias. Lo atribuye al período seco del sur de la Península, que ha empujado hacia el Cantábrico a muchos ejemplares.

Destaca que durante los últimos años, los moritos comunes han estado más presentes de lo habitual en los humedales del Norte por al incremento de la población reproductora del sur de España, que ha alcanzado cifras récord, y por los períodos de sequía, que generan «condiciones ambientales adversas para muchas especies de aves acuáticas que, como el morito común, se ven obligadas a buscar humedales en el centro y el Norte». El ornitólogo afirma que su presencia en Asturias es «muy ocasional», pues es «una especie ligada a ambientes mediterráneos» y también se la localiza en el este de Europa.

Es un ave zancuda con el pico largo y curvado que recuerda al zarapito real. Se caracteriza por su coloración, que varía, dependiendo de la edad y las condiciones de luz. Se alimentan de insectos, gusanos, moluscos y ranas, y los porreos de la ría son idóneos para encontrar comida, por eso Villaverde pide «medidas de gestión para estos espacios, cuya supervivencia está amenazada por el deterioro de sus diques y el abandono de las prácticas agroganaderas».