Prefiero el caos a la normalización del desastre. Es una sentencia acuñada por un amigo que le viene como anillo al dedo a cualquier Plan General de Ordenación Urbana. Cualquier resquicio en el plan permite cometer tropelías urbanísticas que marcarán durante décadas un territorio. Y si tiramos de refranero popular y añadimos que quien hace la ley hace la trampa nos podemos esperar cualquier cosa. No digo que sea así, pero si queremos que Candás sea un lugar de referencia turística de calidad, con todo su extenso catálogo de atractivos, su PGO tiene que ser tan transparente como las aguas del Caribe, por decir, y no tan opaco como las de la Buraca en día de «maretón». Que la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias modifique a su antojo, o el de otros, el PGO de Carreño después de que se cierre el período de alegaciones puede ser legal, pero entonces que no se molesten en pedir opinión a los vecinos, que se lo curran mucho, ya que no son expertos, para redactar sus enmiendas y propuestas. Que tiren con lo que quieran y lo encabecen con otro refrán, aquel de las lentejas.