Santo Adriano / Proaza / Teverga, Sara ARIAS

Al igual que «Paca», «Tola» y «Furaco» -que acaban de despertar de su hibernación-, los asturianos comienzan a disfrutar de la primavera . Las buenas temperaturas y los días soleados del fin de semana animaron a la gente ayer a pasar el fin de semana en los valles del Trubia. A pie o en bici, la Senda del Oso estuvo a rebosar y en los merenderos no hubo ni una mesa libre. Muchos se acercaron, además, hasta Teverga para disfrutar de las Jornadas gastronómicas de la primavera.

En la Senda del Oso, a su paso por la localidad de Proaza, estuvo la familia Francia Pariente, de Mieres, disfrutando del paisaje. «Vinimos animados por el buen tiempo y hartos ya de estar en casa todo el invierno. Además, así el niño sale con la bici», explicó Enrique Francia. Llevaron las mochilas bien cargadas con bocadillos y bebidas para la comida: «Paramos por cualquier lado y comemos, que es lo que más presta».

Valle arriba, en Teverga, los hosteleros de la capital prepararon una caldereta de cordero al estilo de los antiguos pastores. Desde las nueve de la mañana la leña calentó poco a poco el cordero ante la atenta vigilancia de los cocineros locales. Con esta demostración en la calle quisieron animar a la gente a quedarse a comer un menú muy contundente y «anticrisis», por 20 euros: fabas con jabalí, caldereta de cordero y de postre colineta de avellana.

Tradicional y muy antigua, la colineta es una especie de tarta que puede servirse seca o «un poco borrachina, que sabe mejor», detalló Marina Alonso. Para poder servir esta receta repostera, los cocineros de Teverga fueron hasta Fresneda para escuchar a una anciana del pueblo que «es de las últimas que saben hacerla».

Pero las Jornadas de primavera no sólo se centraron en la comida. Hosteleros, comerciantes y empresarios de turismo rural se unieron para ofrecer un plan atractivo el fin de semana. Además del menú, hubo un mercadillo de productos artesanales, y con cada consumición superior a 20 euros en los bares de Teverga, los clientes adquieren un cheque para disfrutar de actividades como montar a caballo, karts, camas elásticas, segway o bicicletas. Gracias al sol «la gente se animó más; desde que empezamos el sábado no paramos», afirmó Alejandro Alonso, de una empresa de turismo activo.

Los valles del Trubia acogieron este fin de semana a muchos visitantes que, como los osos, están empezando a dejar de hibernar.