Villaviciosa,

Gonzalo BENGOA

«No es más feliz el que más come, sino el que come lo que quiere. Y yo quiero fabes». La cara de Juanma Castaño, televisivo y radiofónico periodista deportivo gijonés que fue nombrado primer embajador de les fabes en Villaviciosa, rebosaba felicidad al pronunciar esas palabras. Castaño fue el encargado de pregonar las Jornadas gastronómicas y culturales de les fabes de Villaviciosa, que este año alcanzan su decimonovena edición.

El periodista, con residencia en Madrid, confesó que lleva once años fuera de Asturias y que desde entonces come más fabadas «que las que tomé cuando vivía en mi tierra». Y es que cuando visita a familiares y amigos en el Principado «sólo me preparan ese plato». «Cuando regresas a Madrid, no vas gordo, vas en reacción», bromeó, antes de recordar que cuando cubría la Vuelta Ciclista a España su compañero Pepe Domingo Castaño «siempre me proponía cenar fabada». El pregonero presumió de ser el primer embajador de la faba en Villaviciosa, aunque confesó que no sabe cocinar el plato típico asturiano. Por eso adquirió el compromiso de «aprender a cocinar una buena fabada y servírsela al embajador del próximo año». Además, prometió explicar a los madrileños que la alubia, en Asturias, se denomina «faba en singular y fabes en plural, no de otra forma que por ahí se escucha».

Para colmo, anunció que tratará de colar términos relacionados con el plato en las retransmisiones que realice durante los partidos de la selección española de fútbol en la Eurocopa. «Cuando Villa meta un gol, diré: esta tibia, ¡cuánta fabada comió para recuperarse!», apuntó, para deleite de los presentes. E insistió: «Cuando Casillas pare un penalti, diré que tiene los dedos como morcillas».

Las jornadas se iniciaron ayer con numerosos visitantes, aunque «pasean mucho y compran poco o nada», lamenta María Rosa Montes, una de las productoras de fabes de la localidad de Grases (Villaviciosa) y que está al frente de uno de los veintisiete puestos. De Valdés llegó Marisol Fernández, quien también expresó: «La tónica general es que la gente pasea, observa, pero no compra».