Nava, M. MENÉNDEZ

Las madres navetas regresan a la escuela para aprender a educar a sus hijos, a veces una tarea que se torna demasiado difícil. El Plan de Drogas de la Mancomunidad de la Comarca de la Sidra, con la colaboración del Ayuntamiento de Nava, ha puesto en marcha, por segunda vez, esta iniciativa en la que se han inscrito casi el doble de progenitores respecto a otras ediciones. En total, diecisiete.

Adriana Fernández, técnica del Plan de Drogas, explica que el «objetivo es dar pautas o estrategias a las familias para evitar problemas que pueden surgir como la falta de comunicación, cómo establecer normas y límites y dar responsabilidades desde pequeños, así como crear un espacio para que los padres puedan plantear sus dudas». Fernández señala la comunicación como la «base fundamental» para el entendimiento con los hijos y una de las mayores preocupaciones es el fracaso en los estudios.

Cristina Canga, con dos niños de 7 y 9 años, es la segunda vez que participa porque asegura que sacó provecho a esta experiencia. Otra madre de una menor de 5 años apunta que se animó a participar más que por lo que pueda aprender porque «te hace pensar si lo haces bien o no y revivir situaciones que te ocurren».

Covadonga Da Silva, la psicóloga que imparte estas charlas cada martes en la Casa de Cultura de Nava, explica que «en general las mayores dificultades se plantean con la resolución de conflictos en el día a día, conseguir que respeten las normas y desarrollen hábitos que todos entendemos como necesarios».

También advierte de que es difícil comprender lo que cada niño necesita en cada etapa evolutiva y situación. Favorece poco el ritmo de vida actual en el que predominan las prisas, que, según Da Silva, no son buenas consejeras para la educación, ya que es una «tarea que requiere constancia, esfuerzo, paciencia y mucha comprensión». Agrega que, en ocasiones, los padres tienden a buscar resultados a corto plazo, cuando se dan a medio y largo.

La psicóloga advierte de que «a veces educar es pasarlo mal. Los conflictos y crisis son naturales y necesarios, lo importante es cómo abordarlos y disponer de las herramientas adecuadas porque no hay soluciones mágicas». Covadonga Da Silva explica que los problemas con los hijos varían en función de la edad. A los más pequeños se les resiste aceptar hábitos y rutinas como el sueño y la alimentación, así como las relaciones personales con otros niños y la familia. En la adolescencia y preadolescencia los conflictos suelen derivar de la adquisición de la autonomía y que para ellos pase a ser más importante el grupo de amistades.