Nava, Gonzalo BENGOA

«Venimos siempre al Domingo de Ramos de Nava, aunque vivimos en Gijón». Lo cuenta Sandra Canteli mientras espera con su hija Ariadna González a que comience la bendición de los ramos y palmas en la plaza Manuel Uría, a cargo del párroco Eduardo Solís. Después recorrieron las principales calles de la capital naveta en la procesión que encabezó el paso viviente que representa la entrada de Jesús a Jerusalén en burro. «Es muy atractivo para los niños y por eso venimos», explicó Canteli, quien tiene casa en Nava y visita la localidad siempre que puede.

La plaza Manuel Uría se quedó pequeña para acoger a centenares de personas que se reunieron para asistir a la bendición de los ramos y palmas, que tuvo lugar al mediodía. Después de la procesión se celebró la misa en la iglesia parroquial, que ofició el párroco Eduardo Solís.

En 1999 la Cofradía de Semana Santa de Nava decidió incorporar el paso viviente de la entrada de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos, tres años antes de retomar las procesiones en el concejo, una tradición que había quedado en el olvido. «Se hizo con mucho acierto», comentó ayer Solís, quien destacó que «a los vecinos les gusta que se recuperen las tradiciones». Lo del paso viviente fue un acierto, por la aclamación popular de ayer.

Julia Suárez, vecina de Nava, se define «muy católica» y cuenta que la representación de esta escena del Domingo de Ramos «me gusta mucho y potencia las tradiciones en esta época del año». Algo parecido opina Pablo García, que acudió a la bendición de los ramos con su familia, entre los que estaba su hija Érika. «Es algo distinto que llama la atención y diferencia al Domingo de Ramos de otros lugares», comentó el naveto. También se trasladó a la plaza Esther Ordóñez con sus hijos Noelia y Gabriel García. «Esta procesión con la representación de Jesús hace que se mantengan las tradiciones, que parece que han desaparecido en muchos lugares», argumenta Esther.

Por su parte, Andrés Huerta vive en Oviedo, pero tiene sus raíces en Nava, por eso aprovecha el Domingo de Ramos para regresar a «mi pueblo del alma, con mi mujer y mis dos hijos». «Disfrutamos mucho de la representación con el burro. Creo que es una idea muy buena», comenta el naveto, quien tras la misa comerá con sus padres y por la tarde «los niños tendrán que dar la palma a sus padrinos para que reciban el bollo el próximo domingo». Ana y Claudia González son dos niñas de 6 y 8 años que se acercaron al párroco de Nava para que llegara el agua bendita a sus palmas. «Luego iremos a darles las palmas a nuestros tíos, que son los padrinos», comentaban muy alegres mientras esperaban la representación de Jesús.

Tras la bendición del párroco Eduardo Solís (imagen superior) se inició la representación de la entrada de Jesús a Jerusalén (fotografía de la izquierda). El animal encargado del porteo fue una burra llamada «Lola» propiedad de Francisco Coviella, de Llames, que la ayudó a orientarse. Jesús, encarnado un año más por Juan Antonio González, fue recibido por los vecinos de Nava con las palmas y ramos de laurel en señal de bienvenida, informa G. BENGOA.