Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

Los robos de metal ya no se limitan al cobre en Siero. Ahora, los ladrones roban en las fincas rurales las bañeras que los ganaderos usan como abrevaderos para sus reses. En los últimos días hay constancia del robo de al menos veinte bañeras en las parroquias de Celles, Aramil y Vega de Poja.

José Argüelles Pérez, de la localidad de La Belga, en Celles, es uno de los afectados por las sustracciones. De su finca desaparecieron, a lo largo de la semana pasada, cuatro bañeras de hierro. «De repente, cuando nos vinieron a traer el ganado, nos dimos cuenta de que faltaban», explica. Ahora ya va a ser difícil que aparezcan.

El propietario de la finca de Celles señala que «en el interior de la finca no había marcas de rodadas», con lo que los ladrones «tuvieron que dejar la furgoneta o el camión en el que las llevaron en la parte de afuera, y las bañeras pesan mucho, con lo que seguro que tuvieron que entrar unos cuantos para llevarlas».

El ganadero supone que los robos se hacen debido a que las bañeras, aunque el metal no es muy valioso, pesan mucho, lo que les daría más valor como chatarra.

En esta finca de La Belga, el único daño ha sido la sustracción de la propia bañera, pero en otras ha habido problemas añadidos. Es el caso de una finca de Aramil en la que los dueños se encontraron con que les habían robado las bañeras y además les habían dañado los cierres del terreno, las alambradas y la portilla, con lo que los animales pudieron haber escapado.

Aunque en esta ocasión no se presentaron problemas con la huida del ganado, estas prácticas suponen un riesgo para los ganaderos, puesto que los animales, si se escapan, pueden provocar accidentes que sus propietarios tendrían que asumir con indemnizaciones.

También en Celles ha habido robos de al menos tres bañeras en la localidad de Otero, y también en Samartino han aparecido fincas sin los abrevaderos. Los ganaderos, que no tienen esperanza de recuperar el material, tendrán que arreglárselas para encontrar nuevos abrevaderos.