Nava, Gonzalo BENGOA

«La idea es promocionar la importancia cultural de nuestra comarca con la visita a cuatro museos dedicados a distintos valores de nuestra zona». Lo explica Julián Fernández, ex alcalde de Nava y director del «Coro Errante» de la Comarca de la Sidra, que este fin de semana realiza una actividad lúdica encaminada a promover el interés por los concejos de la zona.

Lo hicieron, eso sí, ataviados con chubasqueros. «El agua no nos puede dejar de acompañar», comenta resignado el alcalde de Sariego, Francisco Javier Parajón, integrante del grupo que disfrutó «de las visitas a los museos y de la gastronomía de la zona». El coro contó con la colaboración de las empresa Recrea, que les facilitará esta mañana el acceso al Museo Jurásico, y con el Sidrotrén Nava, que les puso a su disposición su tren articulado.

La excursión partió de Sariego y la primera parada fue el Museo de las Radios, en Suares (Bimenes). Después se trasladaron a Nava, donde conocieron el Museo de la Sidra y pasearon por su casco urbano, disfrutando de la gastronomía y la buena sidra. Comieron en Camás y por la tarde visitaron el Museo de la Escuela Rural, en Viñón (Cabranes), para parar después Villaviciosa, donde hicieron noche. Hoy tienen previsto trasladarse a Lastres, conocer el Musol del Jurásico y regresar a última hora del día a Sariego.

La lluvia los acompañó durante toda la jornada, pero no aguó las ganas de pasarlo en grande entre cánticos y diversión. A Luisa Pire la entusiasmó el Museo de la Sidra, de Nava, aunque todas las visitan le parecen «toda una aventura, a pesar de la lluvia». «Resulta muy agradable y el paisaje nos sobrecoge a todos», resume la mujer. Algo parecido opina Gloria Evaristo, que valora favorablemente «esta propuesta cultural de la que estamos disfrutando mucho». María Ángeles Canteli, por su parte, no pierde detalle de las explicaciones que recibe en el museo naveto por parte del que fuera alcalde, Julián Fernández. «Estamos conociendo muchas cosas, pero sobre todo estamos disfrutando mucho de la compañía y de la excursión por toda la comarca», comenta la mujer. En el Museo de la Sidra hubo quien se atrevió a tocar una gaita y a jugar a la rana, y después todos regresaron al sidrotrén mientras entonaban una nueva canción. Entonces paró de llover y siguieron ruta hacia Cabranes.