Grado, Lorena VALDÉS

La moscona Emi Martín es una de las primeras afectadas por los recortes anunciados en la enseñanza por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Su hijo Efrén Ruiz, de 3 años, sufre nistagmus, un movimiento incontrolado e involuntario de los ojos que reduce seriamente su visión. A pesar de esta discapacidad, el niño no necesita cursar sus estudios en un centro especializado, tan sólo disponer de una auxiliar educadora en el aula, por lo que sus padres decidieron matricularlo para el próximo curso en el Colegio Público Bernardo Gurdiel de Grado, el mismo en el que estudia su hermana María.

Cuando pensaban que todo estaba en orden, la familia recibió este miércoles la noticia de que Efrén tendrá que cambiar de centro. «La orientadora social nos informó que el Ministerio no asumirá el gasto de contratar a una auxiliar educadora para el centro y, por lo tanto, tendríamos que llevar a nuestro hijo al Colegio Virgen del Fresno, que dispone de una profesional que atienda ya a otros tres niños. Me siento engañada porque siempre nos dijeron que nos iban a proporcionar ayuda en cualquier centro», explica la moscona.

Para Emi Martín, es toda una contradicción que «siempre se esté haciendo alarde de que hay que luchar por la integración en la sociedad de los niños con discapacidad y luego se les pongan trabas en su día a día». «Para mí sería un descontrol que mis hijos no estudiasen en el mismo centro, que es además el que nos corresponde por la zona en la que vivimos. Los dos centros tienen distintos horarios de entrada y salida y a Efrén lo ayudaría mucho sentirse protegido por su hermana las primeras semanas en un lugar desconocido para él», afirma la madre mientras aprieta con fuerza, en un gesto protector, a su hijo.

La moscona, que se siente apoyada por la dirección del Colegio Bernardo Gurdiel, lamenta «lo complicada» que está siendo la infancia de su hijo, con visitas continuas a los médicos, el domingo viajarán a Madrid para una nueva revisión, como para afrontar el momento en el que Efrén le pregunte «por qué él tiene que ir a un colegio y su hermana a otro». Emi se emociona, pero controla sus lágrimas por su hijo.

«Lucho por él, pero también por los niños que vienen detrás y que, como Efrén, no se merecen que les pongan etiquetas», concluye.