Grado,

Lorena VALDÉS

Los recién nacidos de Grado podrán recibir su bienvenida a la comunidad en el Ayuntamiento moscón si prospera la moción presentada por Izquierda Unida, para la celebración de «bautizos civiles» en el municipio, una propuesta que se debatirá en el Pleno de este mes. Para la coalición, «se trata de un acto simbólico de reconocimiento a los derechos democráticos de los ciudadanos bajo los valores de la libertad, la igualdad y el respeto».

El objetivo de estas ceremonias es, para IU, «ofrecer un servicio municipal más como reconocimiento a un derecho civil de los ciudadanos, más allá de los paralelismos con el sacramento religioso, por lo que se debe eludir la palabra bautizo. «No pretende ser un sucedáneo civil del acto religioso», argumentan desde la coalición.

De aprobarse la moción de IU, que requiere mayoría absoluta, «Grado ofrecería la posibilidad de imponer nombre a los bebés en una ceremonia laica». Algo en lo que es pionero en Asturias el Ayuntamiento de Avilés, que celebra en la actualidad este tipo de ceremonias. La Corporación avilesina decidió en 2005 implantar los «bautizos civiles», una decisión que no estuvo exenta de polémica. Finalmente, salió adelante la iniciativa y en julio de ese año se celebró el primer acto en el Ayuntamiento, con música de «La bella y la bestia» y una lectura del poema «Ítaca» de Kavafis. Los bebés Irati Novo Berciano y Pelayo Cordal Calvo fueron los primeros en recibir la bienvenida a la comunidad avilesina. El acto suele durar diez minutos.

En Asturias, también Mieres tiene este tipo de ceremonias desde 2007. En España, la primera fue la localidad catalana de Igualada en 2004. Desde entonces, diversas comunidades, como Madrid, Extremadura, Euskadi o Galicia, ofrecen esta alternativa laica al rito de iniciación católico.

En general, en la ceremonia de presentación del bebé a la comunidad el oficiante lee extractos de la Declaración de los Derechos del Niño y el artículo 27 de la Constitución. Para finalizar, el niño recibe la carta de ciudadanía. No obstante, cada Ayuntamiento es libre de aplicar su método en las ceremonias. Ahora, está por ver si los moscones podrán celebrarlas.