Carbayín Bajo (Siero),

Franco TORRE

El centro de formación de Carbayín Bajo ha tenido muchos nombres. En origen, cuando lo impulsó el gobierno del alcalde socialista Juan José Corrales se llamaba sencillamente así: Centro de Formación de Carbayín Bajo. Posteriormente, merced a las pretensiones del Ejecutivo regional que encabezaba Vicente Álvarez Areces, que pretendía instalar allí la sede del Centro Tecnológico y Forestal de la Madera (Cetemas), adoptó este segundo nombre. Los dos últimos se los han dado ya los miembros de Foro Asturias: primero el propio Francisco Álvarez-Cascos, que en la campaña previa a las elecciones de mayo lo rebautizó como «museo del paro», y hace apenas unos días su consejero de Economía y Empleo, José Manuel Rivero, quien lo tachó de «monumento al despilfarro». Cuatro nombres distintos que contrastan con los cero usos que le han dado al edificio todos estos responsables políticos.

El proyecto se inició, hace ya una década, a petición de los vecinos de la zona, que reclamaban una dotación que sirviese para impulsar a la parroquia minera. «Nosotros lo que pedíamos, lo que siempre quisimos, era un centro de formación, pero no para que se diesen cursos de vez en cuando, sino un centro en el que los chavales pudieran aprender un oficio», señala Víctor Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos «La Malpica».

Con esta idea se solicitaron los fondos mineros que costearon gran parte del proyecto, y bajo esta premisa se adjudicaron los trabajos, ya en 2004 y por un importe de 1,2 millones de euros. Pero la obra no se concluyó hasta otoño de 2007, aunque el plazo de ejecución eran 15 meses, y con un importante sobrecoste que disparó el presupuesto hasta los dos millones.

Para entonces, la finalidad del proyecto había cambiado, pues en abril de ese año el Principado había reclamado el centro para instalar allí el Cetemas: «Me lo dijeron, en una reunión en el despacho del Alcalde, el propio Corrales y Herminio Sastre, que era consejero. Me lo dejaron claro: o el Cetemas o el Cetemas. Y no hubo más que hablar», señala Fernández.

«La Malpica» lo aceptó. A fin de cuentas, el proyecto debía reactivar la zona, y el Cetemas parecía una buena alternativa. Pero en abril de 2008, escudándose en que el centro estaba sin equipar, el Principado anunció que las actividades se trasladaban temporalmente a Grado. De hecho, en la web de la entidad aún se indica que su sede principal está en Carbayín, y que la ocuparán «tras las necesarias reformas».

Desde entonces, en Carbayín no habían vuelto a saber nada, más allá de un anuncio en 2009 sobre la creación de una fundación que debía gestionar las instalaciones. Nada más, salvo las alusiones en campaña de Cascos, hasta la visita de Rivero hace unos días, cuando el Consejero prácticamente descartó que el Cetemas pudiera algún día ocupar estas instalaciones.

«Tienen que darle un uso, porque se está empezando a deteriorar. Seguimos creyendo que debería ser un centro de formación, pero si quieren traer el Cetemas o meter otra cosa, que lo hagan. Pero que sirva para reactivar la zona, que para eso se cobraron los fondos mineros», reclama Fernández.