Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego planeó una gran caminata de 18 etapas desde Unquera hasta Santiago para reivindicar el camino del Norte de la ruta jacobea y la culminación del esfuerzo le salió a pedir de boca porque el domingo en el que se celebraba el Corpus Christi el centenar largo de peregrinos que llegó a la catedral de Santiago de Compostela cobró un inesperado protagonismo al entregar como ofrenda una cesta de güevos pintos.

En la última etapa, los peregrinos asturianos salieron del Monte del Gozo hacia Santiago y tomaron la plaza de la catedral desde las diez de la mañana. La misa del peregrino de las doce del mediodía en la catedral fue multitudinaria y los peregrinos de Siero hicieron la ofrenda, que llegó de manos de Mari Luz Ordiales Álvarez y Constantino de la Vega Criado. Ana Isabel Peña Martínez leyó la invocación al santo, en la que hizo mención de la vinculación de Pola de Siero con Santiago gracias al albergue de peregrinos fechado en 1270, y pidió una mayor promoción para el «camino asturiano del interior». Finalmente, dieron gracias en su propio nombre y en el de sus «paisanos que no han podido hoy acompañarnos y en de las personas que viven dentro de cada uno de nuestros corazones».

Gracias a la ofrenda, los peregrinos de Siero, Sariego y Noreña fueron el centro de atención de la misa, lo que sirvió para promocionar sus pueblos, y recibieron la expresa felicitación del arzobispo de Santiago, Julián Barrio Barrio, que oficiaba la misa, tanto por la belleza de la ofrenda como por la invocación y por su lucha por recuperar el camino asturiano.

Este ha sido otro paso más de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en su empeño de reivindicar la belleza y también la comodidad de la ruta asturiana, menos transitada.

La diferencia con el camino francés la pudieron comprobar cuando ambos confluyeron en Galicia. Este se halla masificado y uno de los valores del asturiano es, precisamente, que aún no está saturado.