Nava,

Mariola MENÉNDEZ

Hay ribereños que tratan el río como si fuera un vertedero. Así lo afirma Fernando Fernández Díaz, que regenta el bar y los alojamientos rurales de Fraynoquiso, en Nava, y que cada primavera limpia las orillas del Fuensanta o Pra. Además de llevarlo a cabo por contribuir al mantenimiento del medio ambiente, lo hace porque «las cuerdas y el plástico que quedan colgados en las ramas causan un efecto feísimo». Además, destaca que en la zona «uno de los atractivos es el río, donde se meten los críos con chanclas y la gente se baña aunque el agua esté muy fría».

Hace unos días, Fernando Fernández se calzó un año más sus botas de agua para sacar de las orillas dos carretillas de porquería. Una cantidad más que destacable si se tiene en cuenta que se limita a un tramo de unos 150 metros, entre el puente y la antigua presa del molino de Fraynoquiso, donde el Fuensanta o Pra confluye con el Pendón. Lo más sorprendente que se ha encontrado Fernández en la reciente limpieza ha sido la defensa de un coche y lo que más abunda, señala, son los plásticos negros y las cuerdas de rafia que se utilizan para ensilar, que pueden causar un gran daño a la fauna, advierte.

Tampoco es infrecuente toparse con restos de animales muertos o con sus huesos dentro de una bolsa, ni con alambres de espino y todo tipo de envases. «La gente aprovecha las riadas para tirar» los desechos más voluminosos, explica. Fernández no ha olvidado cuando vio un colchón bajando río abajo. También hay quien opta por lanzar una lavadora inservible al río en lugar de llevarla al punto limpio. «Se asocia el río con el vertedero», lamenta Fernando Fernández, quien no sólo culpa a los ribereños de la suciedad del río, sino también a quienes residen en localidades próximas.

Este vecino de Fraynoquiso que vela por su entorno es consciente de que «con los adultos ya es muy difícil modificar conductas», por lo que propone concienciar a los más jóvenes de la importancia de cuidar la naturaleza y para ello plantea que los institutos organicen una actividad de limpieza de los ríos.

El río Pra nace en la Sierra de Baluga, en Peñamayor, a 800 metros de altitud, en Bimenes y en La Vega de Ceceda (Nava) confluye con el Viao, formando el río Piloña.