Grado,

Lorena VALDÉS

«Pensamos que había explotado nuestro coche, que lo teníamos aparcado en la calle. Aquello sonó como una bomba, el susto fue horrible». Noelia Tamargo se encontraba en casa de sus suegros cuando, la noche del domingo, coincidiendo con la celebración de la fiesta de la Primera Flor en Grado, un rayo cayó en el pararrayos de la iglesia de Grado ubicada justo en frente de la vivienda. Fruto del impacto, el cristal de la ventana del salón quedó hecho añicos. Por suerte, sólo hubo que lamentar daños materiales. «No se veía nada y el olor a humo era insoportable, inmediatamente llamamos a la Policía Local y los vecinos empezaron a salir a la calle», describe la moscona.

El suceso dejó sin luz las calles más céntricas de la villa -de hecho, los técnicos de la empresa de mantenimiento del alumbrado público aún siguen trabajando para arreglar la avería-, así como a algunos edificios, y quemó varios transformadores, entre ellos el de la confitería Josmay. «Estaba friendo unos churros cuando ocurrió la explosión, nos quedamos a oscuras y la gente tuvo que tomar el chocolate como pudo y a otros tuve que mandarlos marchar sin pagar, todos estábamos asustadísimos», explica Emma González mientras muestra el tranformador totalmente calcinado. La hostelera asegura que «gracias a la rápida intervención de los técnicos de Hidroeléctrica se pudo salvar toda la mercancía que había en las neveras y los congeladores del negocio; de no ser así, las pérdidas hubieran sido terribles», comenta.

Otro de los establecimientos afectados fue la farmacia Las Heras, de guardia el fin de semana. La luz se fue en el local a las once de la noche y no volvió hasta las doce del mediodía de ayer. «Tuvimos que poner un papel avisando a los clientes de que el timbre no funcionaba y que llamasen a la puerta con la mano», explica una trabajadora.

Algunos vecinos lamentaban ayer los daños en televisiones, ordenadores y teléfonos, entre otros aparatos, como consecuencia de la caída del rayo. Para muchos moscones la de este año ha sido una Flor «horribilis». Habrá que confiar en que en la Segunda, que se celebrará dentro de seis semanas, brote la buena suerte.