Valdediós (Villaviciosa),

Mariola MENÉNDEZ

El monasterio de Valdediós se clausura hoy con la marcha del último de los hermanos de la comunidad de San Juan, el superior de la orden, Tarsicio Lemarie, que ha permanecido hasta el final con otro de los frailes, Juan de Dios. El resto de los religiosos han ido abandonado el cenobio paulatinamente y de una forma muy discreta en las últimas semanas. Apenas se han dejado ver por el complejo. Mismamente ayer en Valdediós sólo había presencia de algún que otro turista, pero los religiosos ni siquiera contestaron ya al telefonillo.

Después de poco más de tres años en el cenobio maliayés la marcha de la comunidad de San Juan se ha hecho inevitable; pero ahora no habrá transición como sí ocurrió en 2009, pues el Arzobispado aún no ha encontrado ninguna orden religiosa que los sustituya, a pesar de llevar meses afanados en conseguirlo, y han sido varios los intentos fallidos.

El ecónomo del Arzobispado de Oviedo, José Ramón Garcés, asegura que siguen buscando «con insistencia» para lograr que «vuelva la vida monástica a Valdediós». A la crisis de vocaciones que azota España se suma que el imponente monasterio no es un lugar habitable para cualquier comunidad pequeña por sus grandes dimensiones. Mientras aparecen nuevos inquilinos, está previsto que se mantengan abiertos al público la hospedería y las visitas guiadas, a las que no afectará la ausencia de moradores.

No obstante, los colectivos culturales de la zona temen que la falta de religiosos haga peligrar el mantenimiento de los edificios, con un importante valor histórico, artístico y cultural, y en los que el Gobierno regional realizó importantes inversiones. En el complejo monumental destaca una de las joyas del Prerrománico asturiano, el Conventín o iglesia de San Salvador.

El 1 de marzo de 2009 Lemarie ofició su primera misa en la iglesia de Santa María coincidiendo con la celebración de su 45.º cumpleaños. Fue una transición más tranquila de lo esperado, ya que la marcha de los antiguos moradores del monasterio, los monjes cistercienses, no estuvo exenta de polémica. Fueron muchas las voces que criticaron la decisión del entonces arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, ya que se marchaba una orden monástica (la del Císter) para incorporarse una comunidad con vocación apostólica, la de San Juan. Ésta ha sido la principal razón para que Valdediós no fuera precisamente el lugar más idóneo para instalarse, más teniendo en cuenta que los monjes debían compaginar las obligaciones del monasterio con la pastoral universitaria.

Esta congregación de origen francés no tenía presencia en España hasta la llegada a Valdediós. Ahora pretenden reforzar su labor pastoral en Filipinas, país al que partirá Tarsicio Lemarie, concretamente a Cebú, para asumir de nuevo el puesto de superior en otra casa de la orden desde hace casi veinte años. Allí realizará una labor similar a la desarrollada en Valdediós como responsable de un noviciado, pero en su nuevo destino tendrá una mayor vida apostólica. La comunidad de San Juan oficiará hoy una boda. Será su despedida.